Piel con piel: consejos para los primeros días

La práctica piel con piel ha ido ganando popularidad en los últimos años. Se puede realizar desde que el bebé nace y tiene múltiples beneficios demostrados. 

He leído multitud de consejos sobre cómo los padres deben tratar al pequeño recién nacido, más aún si son primerizos. Pero algunos de ellos tienen poca base científica: que si se les debe dejar las manos libres para explorar, que si es mejor no atender su llanto de primeras para no malcriarles, etc. 

Tiendo a poner en cuarentena cualquier información que me llega sobre maternidad, pero la práctica del piel con piel cuenta con bastante aval científico. Ya veréis que tiene todo el sentido. 

Qué es el piel con piel 

El contacto piel con piel consiste en colocar al bebé directamente sobre la piel de la madre o el padre. Se puede hacer desde el momento en el que nace, cuando irá colocado sobre la madre. 

Se han demostrado múltiples beneficios de la práctica. El pequeño acaba de salir del útero materno, así que sentir los latidos del corazón y la respiración de mamá le servirá de transición. De hecho, que ambos acompasen sus constantes vitales sirve para regular el ritmo cardíaco, la respiración y la temperatura corporal, entre otros. 

¿Qué otros beneficios tiene la práctica? Los repaso brevemente: 

· Mejora la lactancia materna, ya que promueve la producción.

· Contribuye a su relajación y, por efecto de las hormonas que su cuerpo genera, también le resultará más fácil absorber los alimentos y ganar peso. El bebé llorará menos. 

· Se estrechan los lazos familiares. Aunque las mamás sean probablemente las primeras en experimentar la práctica, por una cuestión de biología, lo pueden hacer también los papás. 

Aún más sentido tiene cuando el recién nacido es prematuro. El contacto piel con piel ofrece las condiciones óptimas para el desarrollo de un bebé que ha nacido con peso insuficiente. Además, colocarlo en vertical favorece su respiración y el tránsito intestinal.

lactancia piel con piel

Cómo hacerlo desde el momento 1

La manera idónea de ejercer la práctica en el hospital es colocando al bebé desnudo entre los pechos de la madre, y en una posición de canguro: boca abajo, con las piernas separadas bajo los senos y la cabeza ligeramente extendida. Esto permitirá el contacto visual entre los dos. 

Se le debe colocar una manta sobre la espalda para evitar la pérdida de calor. A veces se coloca también un gorro, pero no hay por qué secar al niño. Este no se separa en ningún momento de la madre, y los primeros controles que haga el personal sanitario se realizan sobre ella. 

Es recomendable practicar “el piel” durante al menos 50 minutos, aunque los especialistas recomiendan que sean dos horas diarias, como mínimo. Depende de la disponibilidad de los padres, claro, pero lo ideal es hacerlo durante el primer año de vida. Más aún si el bebé es prematuro. 

Es mejor que tu piel esté limpia y seca, pero evita usar perfumes, cremas y otros productos que pueden resultar tóxicos. 

Accesorios recomendados para piel con piel

La verticalidad dificulta el piel con piel. Cuando tengas que ponerte de pie para trasladar a tu hijo, no te resultará fácil llevarlo contigo en las condiciones ya expuestas. Por ejemplo, para completar el trayecto desde el hospital hasta tu casa. 

Hay accesorios que facilitan el método canguro más allá de las primeras horas de vida y del hogar, y uno de ellos es el abrigo de porteo. En ese primer trayecto, se recomienda que el padre o la madre vistan con ropa amplia de algodón, que permitirá colocar y envolver al recién nacido en el interior. El abrigo de porteo está especialmente diseñado para cobijar al bebé en el interior de manera segura, y te puede servir antes, durante el embarazo, mientras des el pecho y después. 

El abrigo de porteo solo puede utilizarse en unas épocas concretas del año, y en lugares donde se registren temperaturas invernales. Pero el catálogo de artículos va más allá en portabebés, luego se trata de elegir un modelo para recién nacido acorde. Hablo brevemente sobre dos de ellos. 

La mochila de porteo

Se coloca fácilmente gracias a las asas, y luego se realizan los ajustes necesarios para llevar al bebé correctamente. Lo fundamental es que sea una mochila ergonómica, es decir, que respete la posición de ranita del bebé: el culete algo por debajo de las rodillas. 

Resultan cómodas de llevar y, por su consistencia, son mejores para los paseos largos. Además, hay modelos que aguantan mucho peso, hasta los 20 kilos o algo más, aunque a partir de los 15 te resultará cada vez más difícil. 

Sin embargo, son más caros que los fulares o las bandoleras. Pueden generar mucho calor, aunque para evitarlo es mejor comprar una mochila de malla. Y, además, no todos los modelos sirven desde que el bebé es recién nacido, que es cuando más sentido tiene ejercer el porteo. 

porteo

El fular de porteo

Es un trozo largo de tela que puede ser elástica o estar tejido. Debes realizar los pliegues necesarios en torno a tu cuerpo y el del bebé, de manera que quede tensa como para acogerlo con seguridad. Quedará enrollada alrededor de hombros, brazos y cintura. 

Resulta más económica que la mochila y envuelve por completo al bebé, lo que será útil para su transición entre la nueva vida y la intrauterina. En cambio, suele resultar más difícil de poner, genera más calor y cede a medida que caminas, luego no será útil para los paseos largos. 

No son los únicos artículos que pueden servirte para practicar el método canguro a la hora de transportar al bebé. El pouch o la bandolera son otros ejemplos, aunque los anteriores son los más populares. La clave está en informarse bien y dar con el accesorio óptimo para el piel con piel, acorde a tus circunstancias y estilo de vida.

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