Al otro lado. Cristina Falcón y Mariona Cabassa con Akiara.
¿Os habéis preguntado alguna vez como viven otras personas menos afortunadas que vosotros?. Quizás algunos en ciertos momentos consideramos que «No tenemos nada» o «no tenemos suerte» y no nos paramos a pensar en que realmente lo tenemos todo sin saberlo, y que hay personas que realmente no tienen nada y que se levantan cada mañana sin saber si ese día podrán comer, podrán trabajar, si podrán ir a la escuela o al médico.
Verdad que visto así, ¿realmente lo tenemos todo?. Seguramente tengamos facturas que pagar, incluso alguna acumulada, o no podremos comprarnos hoy ese vestido que tanto nos gusta, ir de vacaciones o comer fuera de casa. Pero tenemos un hogar donde cobijarnos, seguramente un trabajo, asistencia médica y educación gratuitos y comida en la mesa.
Hoy os reseño «Al otro lado», para hacernos reflexionar sobre lo afortunados que somos sin saberlo.
Hoy Juan José no tiene nada que hacer porque el cable de la tirolina se rompió, el cable en el que se sube cada día para ir a la escuela, al otro lado del río, desde que una crecida se llevó el puente.
Juan José cierra los ojos, pero sigue despierto, porque quiere soñar, y es que ha aprendido a soñar despierto, porque despierto uno sabe lo que sueña, uno puede soñar lo que quiere y no lo que quieren los sueños, o el miedo, o el trasnocho.
Inspirado en una historia real de Venezuela, este álbum nos invita a reflexionar sobre la riqueza y la pobreza, la burla y la superación, la capacidad de soñar despierto y de celebrar.

Ficha técnica.
Título: Al otro lado
Textos: Cristina Falcón Maldonado
Ilustraciones: Mariona Cabassa
Editorial: Akiara.
Temática: reflexión, historia real.
ISBN: 978-84-17440-84-8
Detalles: 40 págs, 28 x 24 cm
Al otro lado.
Juan José es el protagonista de la historia. Es un niño que no tiene la «suerte» de otros niños que viven en el pueblo. Él depende de una tirolina que cruza el río para poder ir a la localidad, a la escuela, al mercado… y justo ese día el cable de la tirolina está roto y tiene que esperar para poder cruzar.
De poder cruzar ese río depende también que pueda ir al mercado a vender su masa de maíz, de poder traer dinero a casa, de poder conseguir algunas monedas para él mismo, que sueña con comprarse una bicicleta.
Otros muchachos de la zona como Alejo no dependen de ese cable para poder cruzar al otro lado. Alejo vive allí, va a la escuela en camioneta y no tiene esos problemas, por eso se burla de Juan José y lo llama vago por no ir a la escuela con la excusa de la tirolina rota.
Alejo cambiará de opinión cuando él mismo vea con sus propios ojos la situación, con un susto inicial y un curioso rescate, Alejo pasa por la tirolina y vive un día de fiesta junto a su amigo al otro lado del río.
Barrio rico, barrio pobre.
Cuando leí la historia me acordé rápidamente de una imagen de Johanesburgo que circula de vez en cuando por rrss donde se muestra la diferencia entre la parte de clase alta y baja de una misma ciudad.
Se aprecia claramente la brutal diferencia entre la zona rica y la zona pobre, una desigualdad abismal en muchos países de Sudamérica, África, India… pero a veces también aquí en España aunque no de un modo tan impactante.
Se suele decir que los menos afortunados valoran más lo que tienen, a las personas y al trato humano. No me gusta generalizar, pienso que también habrá gente con mucho dinero y buenos valores igual que hay gente sin un peso y mal corazón. Pero sí, tengo que decir que la gente más noble y buena que he conocido suele ser gente humilde que sabe disfrutar de lo que tiene aunque no sea mucho y no tienen reparos en compartirlo contigo.
En nuestro pueblo tenemos una diversidad cultural muy rica (rumanos, marroquíes, búlgaros) familias de distintos países y en diferentes situaciones. Algo que enriquece a los niños, quienes crecen exentos de prejuicios por razas o por el tamaño de la cartera de cada uno. Ellos solo ven otros niños con los que jugar y aprender.
En cierto modo aquí se vive un poco como el protagonista, con familias que viven del campo, de vender en los mercados y de lo que va surgiendo. De esos que no tienen un sueldo fijo, un contrato o una paga que siguen recibiendo aunque ese día no puedan ir a trabajar.
Por suerte tenemos una pequeña escuela en el pueblo y una buena quitanieves porque de lo contrario, cuando llegan las nieves, un río no nos impediría ir a la escuela, pero la nieve si cuando tapa por completo las carreteras por donde tienen que llegar las maestras.
Educar en valores e igualdad para mí es algo fundamental y aquí me lo ponen fácil en cierto modo por la diversidad que ya existe. En otros lugares no es así y cuesta más inculcarlo sin un ejemplo tan claro.
Yo os animo a que lo hagáis y entre todos criemos una generación de niños empáticos, solidarios y respetuosos.
Este libro es perfecto para enseñar esas diferencias, sobre todo porque está basado en una historia real. Existe Juan José en Venezuela que cada día al salir de la escuela vende masa de maíz para ganarse el pan. El niño tiene que cruzar el río sobre una cesta que pasa por la tirolina y le gusta soñar, porque dice que de tanto soñar un día lo que sueñas se cumplirá.
A la autora le contó la historia su hermana y poco después ella misma conoció en persona a ese niño tan soñador y perseverante, quien ahora es el protagonista de un libro que nos habla de sueños, diferencias y superación.
Sobre los autores:
Cristina Falcón Maldonado sabe bien de lo que habla en esta historia, ella misma fue emigrante y ha vivido en diversos países y ciudades de los que ha aprendido. Su intención con sus historias es transmitir lo que ve y dar voz a otras realidades existentes que a veces ignoramos los que tenemos otra suerte.
En sus textos ha respetado las expresiones propias del lugar de origen de la historia para que no pierda su realismo.
Mariona Cabassa ha ilustrado más de 80 álbumes además de libros de texto, juegos, puzzles, carteles etc.
Estudió Ilustración en la Escuela Massana y tiene un posgrado en la École Supérieure des Arts Décoratifs de Estrasburgo.