Calacuentos, una colección para crecer en valores. Ed. San Pablo
A todos nos gustaría (imagino) que nuestros hijos crezcan en valores, que sean buenas personas, niños felices pero también educados.
Y eso es algo que comienza en casa, aunque el colegio también ayude en su día a día.
¿Qué podemos hacer los padres para que crezcan en valores?. Primero de todo, predicar con el ejemplo. Sé que suena a tópico pero para ellos somos su mayor modelo a seguir y todo lo que hagamos será lo que ellos hagan. No vale nada que les digamos «haz esto» si nosotros hacemos lo contrario.
Sobre todo delante de ellos debemos tener cuidado con lo que hacemos y decimos: no criticar ni juzgar a nadie, ser siempre sinceros, generosos, respetar las normas y cuidar lo que nos rodea y eso incluye objetos y personas.
Cuidado en esos momentos en los que creemos que no nos oyen, tienen un oído prodigioso y captan todo. Por eso aunque hay que tener especial cuidado cuando están delante, es preferible que siempre hagamos lo antes mencionado incluso cuando no están porque además de evitar que nos pillen en un renuncio, eso contribuye a que nosotros también reforcemos nuestros valores.
Un aspecto clave de la educación es saber poner límites y decir «no». Los niños no van a ser menos felices por ello, y es muy necesario que tengan claros unos limites y que sepan que no todo vale.
Es bueno que trabajemos también sus emopciones para que sepan manejar la frustración, el enfado o la pena cuando no consiguen lo que quieren o no obtienen un «si», es preferible que sepan lidiar esas situaciones a no enfrentarlos a una negativa por miedo a que sufran.
A lo largo de su vida se van a encontrar con muchos «noes», muchas negativas y muchas oposiciones, y es mejor que aprendan desde pequeños a gestionar eso
Hay que escucharles siempre, aunque creamos que sus problemas son tontearías. Respetar sus pensamientos, razonamientos y sentimientos.
No es fácil, pero si sabemos mantener un equilibrio con todo eso, estaremos muy cerca de obtener niños con una rica educación en valores, y buenas maneras.
Calacuentos.
A mi me gusta apoyarme en cuentos, juegos y ejemplos para reforzar este tipo de cosas porque es una forma de adquirirlo de manera natural sin imposiciones ni que parezca una lección que deban aprenderse
La colección Calacuentos de Carmen López-Manterola para la editorial san Pablo comenzó con los hermanos Clara y Nico, quienes enseñan a los niños valores con sus historias:
La princesa del guisante: Clara cree que es una princesa de cuento y solo hace lo que piensa que hacen las princesas. Pero también hay princesas guerreras que luchan contra los dragones, y ella se convertirá en una para aceptar lo que no le gusta.
¡Hasta la luna!: Nico siempre piensa que todo es muy difícil. Un trabajo sobre el Sistema Solar o jugar al baloncesto se convierten para él en
cosas inalcanzables. Pero su amigo Pablo quiere ser astronauta y está dispuesto a todo para conseguirlo.
Bruja o Hada: Clara siempre lo ve todo negro. Cada acontecimiento de su vida se convierte en algo negativo. Cuando se le cae un diente, se desencadena el desastre, pero gracias a sus amigos conseguirá ver el lado bueno de las cosas y disfrutar de la vida.
Bichos… y más bichos: A Nico le encantan los bichos y disfruta asustando con ellos a su hermana. Nico solo lo hace porque es divertido y no se da cuenta de que Clara sufre, pero aprenderá a ponerse en el lugar de los demás.
Ahora la colección añade dos nuevos títulos que hoy os enseño aquí.
La princesa está triste.
Cuando los abuelos se mudan a vivir al campo Clara se pone tan triste que todo empieza a irle mal: su amiga Marta se aleja de ella, su madre ya no la entiende y el abuelo la ha abandonado. Todo es horrible y no consigue salir de su tristeza. Pero el abuelo le hace entender que su tristeza le ha impedido ver el apoyo que los otros le estaban dando y que la felicidad de los demás no debe hacerle daño, sino hacerla más feliz.

Ficha técnica.
Título: La princesa está triste
Textos: Carmen López-Manterola
Ilustraciones: Laura Estrada
Editorial: San Pablo.
Colección: Calacuentos
Temática: valores, emociones.
ISBN: 978-84-285-5619-4
Detalles: 32 págs, 21 x 21 cm
Cuando Lola estaba triste, su abuelo sabía como aliviarla mejor que nadie, porque pasaban mucho tiempo juntos. Pero los abuelos se habían ido a vivir lejos y eso la puso más triste y ya nadie podía quitarle esa tristeza.
Incluso su amiga Irene intentó de mil maneras ponerla contenta, pero al no conseguirlo acabó por dejar de verla tanto. Y eso puso a Lola más y más triste.
Entonces su hermano se pone triste también, porque quiere un perro. Busca apoyo en Clara para conseguirlo pero Clara quiere estar sola con su propia tristeza, mientras que Carlos no se rinde y trata de lograr su objetivo, consiguiéndolo finalmente aunque sea a medias. ¿Por qué Clara no conseguía lo que quería?.
Estar triste es algo muy común incluso en los niños, y a veces el motivo es aparentemente sin fundamento mientras que otras veces tiene más importancia. Sea como sea, debemos atender esa tristeza y no dejar que pase el tiempo pensando que se solucionará solo.
Clara se enfada al ver que su hermano consiguió lo que quería y así dejó de estar triste. No tendría un perro en casa, pero sus abuelos si lo tenían en el campo y sería suyo para visitarlo cuando quisiera. ¿Por qué no se le había ocurrido a Clara antes?, ella podía pedir a sus papás ir a visitar a los abuelos en lugar de lamentar cada día por no tenerlos cerca.
Pero Clara no veía más allá, pensaba que todo el mundo la traicionaba en lugar de ver que la habían estado apoyado pero ella los había apartado sin escucharlos: su amiga Irene, su mamá y el propio abuelo la querían mucho, no eran sus enemigos.
Pocas veces he tenido que enfrentarme a la tristeza en mi hijo, quizás la más notoria fue cuando murió su abuelo, un hecho que aún le pone triste cuando lo recuerda.
La tristeza no debe reprimirse, hay que sacarla fuera y desahogarse. Una buena forma es enseñar a los niños a pedir ayuda para solucionar esa tristeza, y del mismo modo brindarla sin que la pidan si nosotros lo descubrimos antes.
La última pataleta.
Clara y Marta van de acampada y esperan disfrutar del campo, de la convivencia y de su amistad. Pero no empieza bien… Raúl, un niño colérico que siempre consigue lo que quiere gritando, pataleando o pegando a los demás, está a punto de arruinar esta maravillosa experiencia.

Ficha técnica.
Título: La última pataleta
Textos: Carmen López-Manterola
Ilustraciones: Laura Estrada
Editorial: San Pablo.
Colección: Calacuentos
Temática: valores, emociones.
ISBN: 978-84-285-5620-0
Detalles: 32 págs, 21 x 21 cm
Lo que tenía que ser una agradable acampada casi queda arruinado cuando a Lolo le da un arranque de ira que quería cambiar su tienda por la de Clara y Marta porque estaba mejor montada.
No razonaba y comenzó todo un espectáculo de lloros, gritos y amenazas con la esperanza de salirse con la suya, cosa que no sucedió.
En lugar de ceder al ataque de Raúl, los niños decidieron unirse para ayudarlo.
La cosa no acabó ahí, porque Raúl volvió a sentir ira y disconformidad al día siguiente, y por la tarde, y al siguiente… y así a cada momento. ¿Qué podían hacer para ayudar a Raúl sin darle todo lo que quería?.
No es fácil hacer frente a un niño con muchas rabietas que en ocasiones desesperan a los padres y acaban cediendo solo por evitarlas. Eso es un gran error, porque le estamos enseñando que podrá obtener lo que quiera gritando y pataleando.
En la historia nos enseñan una buena forma, enseñando al niño que ese comportamiento es absurdo. Pero no lo hacen a voces, con castigos o ridiculizándolo. Lo hacen del mismo modo que él, teniendo pataletas por tontearías.
No siempre va a funcionar eso, aunque admito que alguna vez he hecho algo similar y mi hijo me ha mirado como si estuviera loca, pero sin enfadarse más.
Otro método que a mi me ha funcionado mucho es la de escuchar y acompañar sin darle la razón. Me quedo a su lado sin gritos ni gestos que indiquen que me molesta su actitud, le hablo con calma y dejo que poco a poco se calme.
Generalmente él mismo se tranquiliza al ver que estoy ahí pero que aparentemente no me afecta su pataleta.
Al final de cada libro tenemos unas pautas y consejos para los padres o educadores relativas al tema de cada cuento.
Por ejemplo en el de la pataleta que se centra en la ira nos resume un poco cómo se produce, cómo la manifiestan los niños (algo que creo que hemos vivido todos) y lo importante que es controlarla desde la infancia y cómo podemos hacerlo.
Resumiendo, para crecer en valores es importante la educación pero también la comprensión y el acompañamiento. ¿Conocéis la frase «quiéreme cuando menos lo merezca que será cuando más lo necesite»?. Pues en este caso es así, cuando los niños están mal, tienen rabietas, se ponen tristes, se enfadan o se portan mal están pidiendo ayuda aunque no nos lo digan.
Y ahí debemos actuar y estar con ellos para que entiendan eso que sienten o lo que les pasa y ponerle remedio juntos.
Sobre los autores:
Carmen López-Manterola es filóloga, editora y profesora de Lengua y Literatura. Ha hecho teatro infantil y juvenil, ha impartido talleres de escritura y ha diseñado planes lectores para niños de 3 a 10 años.
Laura Estrada es la encargada de poner imágenes a estos dos volúmenes. Graduada en Diseño por la Universidad Complutense de Madrid se dedica principalmente a ilustrar para el sector textil y editorial.