Amaya Valdemoro regresa a las canchas con Los Trugos.
Hoy os traigo la reseña de una lectura diferente a mis habituales. Un libro para niños y niñas de 9-10 años en adelante y cuya temática es el baloncesto.
Lo admito, nunca fui de baloncesto en el colegio, lo mío era el patinaje y la gimnasia, pero el deporte tiene mucho en común sea en la categoría que sea, y aunque a algunos no os apasione el baloncesto, os recomiendo la lectura para conocer este deporte, aprender sus valores y saber más sobre Amaya Valdemoro, autora y mejor jugadora de baloncesto de España.
Amaya tiene doce años, un perro llamado Trece y un objetivo muy claro: crear un equipo de baloncesto, ganar un partido contra el colegio vecino y entrar en la liga para competir contra su eterno rival. Se lo ha contado a Nando y a Silvia, sus dos mejores amigos.
¡Es una misión para la banda de los Trugos!
Tiene exactamente trece días para conseguirlo, pero antes deben resolver un misterio inesperado.
Ficha técnica.
Título: Los Trugos. El enigma del trece.
Textos: Amaya Valdemoro Y Nora Bucket
Ilustraciones: Mikko
Editorial: Loqueleo (Santillana).
Temática: deporte, compañerismo, amistad.
ISBN:9788491221739
Detalles: 252 págs, 15 x 20 cm
Los trugos.
¿Quiénes son Los trugos?. Los Trugos son Amaya, Nando y Silvia, tres amigos de doce años con mucho en común, incluido sus enemigos: Los chicos del CB Numantia (Numas).
Los Trugos y los Numas habían tenido ya varios encontronazos y peleas en la cancha y fuera de ella.
Los Numas jugaban en la liga intercentros, donde participaban once equipos como el Numantia o el Kalemegdan (los Kales), ganadores habituales de la liga.
Amaya solo tenía que lograr ganar un amistoso en el colegio para entrar en esa liga y competir contra el Numa o el Kale en canchas de verdad.
Los Trugos deben su nombre a un monstruo, el monstruo con el que Amaya Valdemoro soñó un día y al que apodó de ese modo.
El enigma del trece.
Amaya es una niña de 12 años a la que le gusta especialmente el deporte, la competición, la adrenalina que genera. Sus pasatiempos favoritos, hacer el cafre, el bestia, el bruto, el cabra, el loco, el zote y el salvaje. Palabras textuales de la directora de su colegio.
Y no lo hacía sola, casi siempre lo hacía acompañada de su amigo Ndou Sissé (Nando para los amigos).
Amaya deseaba que en el cole hubiera un equipo de Baloncesto y esa mañana acababa de atropellar y derribar a la persona que venía para hacerlo posible.
Otro problema añadido era que parecía que solo Amaya quería ese equipo, y acababa de retar al presidente del nuevo club (al que atropelló) con conseguir formar un equipo, el mejor equipo y dejarlo asombrado. Y para ello tenían trece días.
El número no asustó a Amaya, ya que era su número favorito y así se llama su fiel compañero perruno.
Ahora tocaba convencer a sus amigos para formar un equipo y además, debía reclutar a más gente si quería tenerlo completo y ganar el amistoso porque si hay algo que odia Amaya más que nada en el mundo, es perder.
Los integrantes del nuevo equipo no eran malos… eran peores. La verdad, cada uno tenía sus puntos fuertes pero como equipo, los iban a machacar. No tenían coordinación, no se sabían las reglas y no había estrategia. Había que buscar un entrenador.
Mientras los muchachos se preparaban para el gran partido, en clase iban sucediendo cosas extrañas relacionadas con el número trece. Misteriosas notas aparecían en diferentes puntos y rezaban: «Trece ojos», «Cuidado con el trece», e incluso su propio perro, trece, portaba en una ocasión una de las notas.
Eso ya era personal, había que descubrir quien estaba detrás de esas notas y qué significaban.
Sobre el libro.
Amaya Valdemoro es nueva en el mundo de la literatura juvenil pero no lo es en el mundo del Baloncesto, donde cuenta con tres anillos de la WNBA (entre otros muchos premios) y es considerada la mejor jugadora española de baloncesto de la historia.
Amaya regresa al Baloncesto pero de un modo distinto al que conocía, a través de las palabras y con esta historia que es en cierto modo su historia, su personaje, sus vivencias.
Y lo hace para entretener a los críos pero también para enseñarles los valores que el deporte les aporta como el trabajo en equipo, la constancia, la humildad y también el saber perder (y ganar).
Además nos da un gran final donde prima la amistad, que es uno de los mejores valores que tenemos para cultivar, cuidar y conservar.
A los amantes del deporte les va a encantar y a los que no somos muy aficionados, nos enseña sin darnos cuenta y nos mete en el mundo del baloncesto.
Aplaudo la elección de personajes en un libro cuya protagonista es una chica que además es la capitana y con equipos mixtos donde tienen cabida por igual chicos y chicas. Sin duda una lectura que apuesta por la igualdad de principio a fin.
Amaya Valdemoro ha escrito este libro en colaboración con Nora Bucket y con las ilustraciones de Mikko (Miguel Echeverria).