¡Yo no he sido!. El arte de culpar a los demás.
Si a los padres nos dieran un euro cada vez que los pequs nos dicen ¡Yo no he sido!, nos podríamos ir de vacaciones un mes a gastos pagados.
Siendo sinceros, nosotros también eramos de los que nos quitábamos culpas de por medio cuando eramos pequeños, creo que nadie se libra de eso.
¡Yo no he sido! (Editorial Nubeocho) les enseña a los peques de forma clara que eso está mal, y que hay que ser siempre sinceros y no culpar a los demás.
—¡Yo no he sido!
—¡Yo tampoco!
Estos niños son un poco tramposos…
Cuando hacemos algo malo, ¿decimos que hemos sido nosotros? ¿Es fácil admitirlo?
Ficha técnica.
Título: ¡Yo no he sido!
Autor: Daniel Fehr
Ilustradora: Pauline Reeves
Editorial: NubeOcho.
ISBN: 978-8417673093
Detalles: 40 págs, 26 x 26 cm
Yo no he sido.
¿Quién habrá pintado ese muro tan bonito?.
–He sido yo, dice el niño de la gorra.
Mentiroso, he sido yo, añade la niña de pelo rojo. ¡yo tengo dos cubos de pintura!.
Otro niño interviene en el debate: Yo tengo más colores, ¡lo he pintado yo!
Entonces una voz chillona pregunta: ¿Quién ha pintado esto?.
Oh oh… los pequeños se temen que al autor le va a caer una buena bronca…
Y entonces llueven uno detrás de otro los: Yo no he sido, yo nunca haría algo así, yo tampoco…
La voz detrás del muro sigue insistiendo en saber quién lo hizo y uno de los más pequeños se adjudica la autoría: He sido yo.
Es muy bonito, ¡pintas muy bien!, se oye decir tras el muro.
El resto de niños alucinados porque creían que lo iban a reprender, comienzan una nueva pelea para adjudicarse de nuevo la autoría: No ha sido él, lo he pintado yo, mira mira, dice un niño mientras demuestra como lo ha pintado.
¿No ves que lo he pintado yo? -Dice el muchacho rubio mientras emborrona más la pared para demostrarlo.
Tanto pintar para demostrar quien ha sido, lo que ha conseguido ha sido estropear el dibujo anterior.
Y de nuevo volvemos al punto inicial en el que ningún niño quiere llevarse la reprimenda y deciden… acusar al más pequeño.
¡Yo no he sido!, ¿os suena?
Cuantas veces habrémos escuchado los padres esa frase, ¿verdad?. En ocasiones dicen la verdad, pero otras… quizás tan solo tratan de evitar una pequeña bronca, eludir responsabilidades y consecuencias.
Enseñar a los niños a ser sinceros y responsables es algo necesario pero que requiere de tiempo y de buenos ejemplos. Siempre lo digo, somos su mejor ejemplo así que hagamos las cosas bien nosotros y eso ya es un buen comienzo.
Tenemos que hacerles ver que la sinceridad es la mejor carta de presentación y que los niños sinceros nos gustan más. También es importante destacar que cuando culpan a otros están siendo injustos con ese otro niño y haciendo que se sienta mal.
Aceptar una culpa es un sintoma más de la madurez y haciendo un comentario positivo cad avez que suceda, estaremos reforzando que se repita y que no les cueste nada ser sinceros.
Del mismo modo, cada vez que la asuman no debemos humillarlos ni castigarlos excesivamente pues solo lograremos que no vuelvan a admitir su culpa, que tengan miedo a la consecuencia.
No soy muy dada a los castigos, pero si a esas consecuencias, por ejemplo: Has roto el mando a próposito, ahora no podrás ver la tv en todo el día.
Siempre consecuencias lógicas, evitando castigos físicos o humillantes para ellos.
Ideal para infantil y primaria.
Yo ya he prestado el libro en el cole porque es genial para enseñárselo a los peques en clase y hacerles comprender lo que implica el «yo no he sido» o el culpar a otros niños. Creedme, lo pillan a la primera.
Lo veo muy recomendable para tener en las aulas.
El libro viene editado por NubeOcho y es muy atractivo visualmente porque está lleno de color.
Pauline Reeves es quien ha dado ese color al libro con sus ilustraciones. Dibuja desde que era niña y su característico estilo incluye muchas veces el lápiz, carboncillo y bases de lino.
Sus obras son muy coloridas y expresivas.
El texto corresponde a Daniel Fehr quién además de crear libros infantiles también diseña juegos de mesa para niños/familiares.
El problema es que eso es algo que no tiene arreglo. En todas las edades de la vida se da esa situación (echarle la culpa a otro)… Besitos