Desayuno de primavera, sembrando la amistad.
Hoy vengo a hablaros de la amistad. De esa amistad verdadera que se consigue cuando haces algo por obtenerla, de la que se valora con el tiempo y va creciendo día a día.
No creo en amistades profundas a través de las pantallas, puedo sentir aprecio, empatía, pero no puedo llamarlo amistad de verdad.
Necesito tener contacto directo aunque sea muy de vez en cuando, pero ponernos cara, ponernos voz, tratarnos y darnos tiempo.
Desayuno de primavera nos habla de esa amistad que se siembra, la que da y recibe, la que es generosa y agradecida.
También nos habla del valor de los amigos y del trabajo en equipo, y lo hace maravillosamente bien.
Una mañana de primavera. Una tarta de manzana. Un bosque. Zorro, Castor, Ardilla, Ciervo y Conejo. “Tralarín, tralarán, juntitos van” ¿A dónde van? Eso podréis descubrirlo paseando por las páginas de este libro-bosque con los rayos del sol asomando entre las ramas de los árboles, con el canto de los pájaros y el vuelo de las mariposas llenando el cielo de vida y color con la llegada de la primavera. Un libro con sabor a fiesta, amistad y una deliciosa receta final.
Ficha técnica.
Título: Desayuno de primavera
Autora: Pilar Redondo Benítez
Ilustradora: Joana bruna
Editorial: Amigos de papel.
ISBN: 978-84-948085-5-5
Detalles: 36 págs, 23 x 25 cm
Desayuno de primavera.
Ya es primavera en el bosque, el invierno se ha ido, los días se alargan y los animales van despertando de su letargo.
Zorro contempla maravillado todos estos cambios desde su ventana y para cuando sale a pasear, se encuentra con una cesta aparentemente abandonada.
Dentro descubre un rico pastel y su primera intención es comérselo pero duda: ¿Y si alguien lo está echando de menos?.
Así que decide ir en busca del dueño y quizás él quiera compartirlo.
¡Tralarín, tralarán
Entretenido va!
Por el camino se encuentra con Castor que está reconstruyendo su hogar. Castor le pregunta donde va y si quiere compartir el pastel con él, a lo que Zorro le responde que primero han de encontrar al dueño.
Así que juntos se van en busca del dueño del pastel.
Zorro cambiando las hojas al pastel para mantenerlo calentito. Castor tallando un trozo de madera muy bonito.
¡Tralarín, tralarán
entretenidos van!
Caminando se cruzan con Ardilla haciendo yoga, que les pregunta donde van y si comparten el pastel. Le explican lo mismo, que primero han de encontrar a su dueño. Y los tres se ponen en marcha.
Zorro cambiando las hojas al pastel para mantenerlo calentito. Castor tallando un trozo de madera muy bonito. Ardilla haciendo collares para los cuellos de sus amigos.
¡Tralarín, tralarán
entretenidos van!
Y así página tras página Zorro va reclutando amigos que le acompañan en su misión: encontrar al dueño del pastel y ver si quiere compartirlo.
Al final de la historia nos llevaremos una gran sorpresa, ¿de quién será el pastel?.
La amistad se cultiva poco a poco.
Nunca he creído en las amistades express. No soy capaz de sentir esa inmensa amistad por personas a las que acabo de conocer o a las que solo trato detrás de una pantalla.
Lo comento mucho con compañeras blogueras, tengo aprecio por ellas, pero no siento eso de «amistad verdadera» cuando ni tan siquiera las conozco en persona.
Yo creo en las amistades del día a día, pero no necesariamente de verte a diario, me refiero a las que se cultivan día tras día con el paso del tiempo.
Os vais conociendo, estáis en buenos y malos momentos, os veis en persona aunque sea mucho o poco… piano piano.
Lo primero que pensé cuando leí el libro fue que me entendían a la perfección en ese sentido. Los animales protagonistas no se convierten en amigos de un momento a otro, uno de ellos ha sido quien ha provocado ese encuentro y quien ha plantado la semilla de la amistad.
Lo que quiero decir, es que si quieres hacer amigos de los de verdad, no basta con salir un día y decir: Hola, somos amigos.
Igual que en el libro el personaje misterioso ha allanado el camino para cultivar poco a poco amistad y tener amigos, nosotros debemos cuidar día tras día esas relaciones.
Mi hijo no es de muchos amigos, en eso ha salido a mi. No se va con cualquiera a jugar ni se acerca a todos solo porque toca. Tiene pocos amigos, pero los que tiene los conoce bien, se interesa por ellos y se preocupa de seguir sembrando para recoger.
Los amigos que el personaje misterioso ha encontrado le corresponden de igual forma, con gratitud y generosidad. Además gracias a su idea todos se han convertido en amigos en su viaje así que todos han salido ganando. Y así, unidos, preparan un desayuno de primavera maravilloso con el famoso pastel, los collares que hizo Ardilla o la música del Ukelele de Conejo. Todos ellos tienen algo que aportar.
Repeticiones acumulativas.
Me encanta el uso de repeticiones acumulativas que me recuerdan a mis canciones de la infancia:
- Trabajan la memoria, la coordinación y el vocabulario.
- Estimulan la expresión oral y aumentan su lenguaje verbal.
- Favorecen la atención y motivación de los niños.
- Fomenta la lectura al tratarse de libros con los que pueden jugar.
Detrás del cuento.
Tengo que decir que me ha encantado este cuento por el mensaje que he pillado, que puede ser distinto al que la autora quiso dar, nunca se sabe. En esto de los libros y cuentos no hay nada escrito y cada quien puede verlo a su manera.
A mi la interpretación de esa amistad que se cultiva, se cuida y se mima para que sea duradera me ha fascinado. Podemos ver también como los animales uno a uno tienen algo que aportar para disfrute de todos los demás enseñándonos lo que es la generosidad desinteresada y el trabajo en equipo. Todos dan y todos reciben porque eso es la amistad, unas veces se da y otras se recibe; Hay que hallar el equilibrio.
Pilar Redondo Benítez es cuentacuentos y también la mente creadora de Desayuno de primavera.
Es una gran amante de la lectura y en su blog y RRSS la verás reseñando cuentos de todo tipo y también contando cuentos en colegios, bibliotecas o en la plaza a ras del cielo.
Imparte talleres de cuentos para educadores y familias y está especializada en el fomento de la lectura a través del álbum ilustrado.
Sin ninguna duda toda su vida está ligada a lo que ama, la lectura.
En Desayuno de primavera nos presenta una obra preciosa sobre la amistad que hay que sembrar y nos da varios potentes mensajes acerca de la empatía, generosidad, colaboración y obviamente, la amistad.
Joana Bruna se ha ocupado de ilustrar esta maravilla al mismo tiempo que da clases de primaria pues es educadora infantil.
Estoy segura de que sus niños estarán encantados por tener a una maestra con tanto arte.
Esta es otra de las historias editadas por Asunción y sus Amigos de papel. Una editorial a la que tengo un cariño especial (la tierra tira) y que nos regala maravillas como la que hoy os enseño.
Lo último que reseñé de su editorial ha sido El Sol tiene frío, otra obra altamente recomendable y con grandes dosis de ternura y cariño.