El niño y el oso, una amistad inesperada.

Últimamente estoy muy sensible con el tema de los niños y los amigos. Vivimos una fuerte despoblación en Soria y eso provoca que en pueblos pequeños como el mío haya pocos niños y que en algunos casos no haya varios niños de la misma edad.
Eso es lo que vivo yo con el peque, que es el único niño nacido en 2012 aquí, y por lo tanto el único niño de 6 años. En el post que os he linkeado podéis leer mi preocupación al ver que los otros niños son más grandes o más pequeños y el pobre no encuentra un mejor amigo aquí.

Por eso escogí El niño y el oso de la editorial Astronave. Me pareció muy similar la historia que nos cuenta, con la que vive mi pequeño. Y como ya tengo la experiencia de que con los cuentos se pueden aprender muchas cosas, adquirir valores, ganar confianza y autoestima y muchas cosas más, pensé que nos vendría bien para enseñarle a mi pequeño que algún día encontrará un mejor amigo, quizás el más inesperado.

El niño y el oso.

Cuenta la historia que el niño tan solo quería jugar, pero no tenía con quien y todos los juegos que se le ocurrían o que le gustaban, eran cosa de dos. ¡Menudo problema!, el niño estaba solo y nadie podía acompañarle.

Cierto es que estaba Oso, pero Oso era…eso, un oso. Y además era muy tímido y no era un niño que quisiera jugar, ¿o si?.

el niño y el oso

Una mañana el niño recibe en forma de mensaje en un barco de papel sobre el río, un mensaje:

¡Bu!
Pero ¿quién diría «Bu»?, se preguntó el niño.
¡Oh! Un mejor amigo diría «Bu» ¡eso es!

El niño responde con otro mensaje en un barco y efectivamente recibe una nueva respuesta. Intercambian varios barcos más su misterioso amigo y él, hasta que deciden quedar para jugar.

el niño y el oso

¡Qué sorpresa! se trataba de Oso, nunca creyó el niño que Oso podría ser su amigo pero ahí están los dos, tratando de jugar a todo lo que el niño quiere, pero con poco éxito, oso no es nada bueno en esos juegos.

Entonces deciden jugar a algo diferente y nuevo, algo que pueda servir y a lo que ambos puedan jugar, como por ejemplo… ¡construir una cabaña en un árbol!.

¡Oh, Oso! -sonrió el niño.
¡Mira lo que hemos construido!
¡Es perfecto!.

Pero entonces llega el invierno y oso debe irse (suponemos que a hibernar) y por más que el niño lo busca y le manda mensajes, Oso no responde.
¿Responderá cuando llegue la primavera?, ¿Será para siempre su mejor amigo, ese amigo tan inesperado?.

Título: El niño y el oso.
Autora: Tracey Corderoy
Ilustradora: Sarah Massini
Edita: Astronave
Detalles: 32 págs, tapa dura
ISBN: 978-84-679-3207-2
Tema: Amistad

 

Ver en Astronave

 

Tracey Corderoy usa la fórmula que tanto funciona para contarnos una historia y que atrape a los niños: el uso de animales dotados de emociones y sentimientos. No es ningún secreto que los niños se sienten más identificados y empatizan más cuando es así.
El oso representa a ese amigo imaginario o ese anhelo del niño por tener un amigo, pero también a esa amistad inesperada que puede surgir en cualquier lugar sin que hayamos reparado en ella. Yo me he decantado por esa segunda interpretación. Mi hijo aún espera ser amigo de un oso de verdad.

Una tierna historia con una trama muy común en los niños de la edad a la que va dirigida el cuento: (3-6 años) la de la figura del mejor amigo, la socialización. Quizás nos estemos preocupando en exceso por ellos cuando vemos que no hay amigos disponibles a la vista, ignorando el hecho de que los niños nos sorprenden y encuentran amigos en cualquier lugar y en cualquier persona (u animal).

Las ilustraciones de Sarah Massini son sin duda el punto perfecto que complementa el libro, muy dulces y  esclarecedoras. Están llenas de detalles en toda la página, lo que nos sumerge de lleno en el mundo del pequeño niño y nos hace sentir el frío y la soledad en su invierno.

A veces no buscar, es encontrar.

Vaya por delante que obviamente la historia no nos está diciendo que los niños deban buscar un oso con quien jugar… aunque seguro que al mío no le disgustaba la idea. Lo que nos quiere decir es que hay muchas ocasiones en las que nos enfocamos demasiado en buscar algo en concreto y la vida nos sorprende con algo diferente e inesperado, incluso cuando ya no lo buscamos.

Volviendo a mi ejemplo, que es el que mejor se me ocurre, yo misma he estado un buen tiempo buscando cual podría ser el amigo ideal de mi hijo, me daba pena pensar que todos tienen un mejor amigo y él va dando tumbos de un lado a otro.

Y la realidad es que no vi lo que tenía delante: Mi hijo juega con todos. Mientras aquí los niños que tienen un mejor amigo por así decirlo, rara vez juegan con otros cuando están juntos, el mío juega con todos los niños independientemente de su sexo o edad en lugar de centrarse en un único niño.
Unas veces lo vemos jugando con las niñas pequeñas en el arenero, otras veces con los mayores, y continuamente con cada niño que conoce.

Él no busca un mejor amigo, porque ya tiene muchos amigos con los que jugar, y soy yo la que debo dejar de preocuparme porque no tenga un mejor amigo definido, uno de su edad, uno que yo considere «perfecto».

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