Vivir con prisas no es vivir, hasta los niños lo saben.

No soy chica de ciudad y eso lo saben de aquí a China. Adoro la vida en el pueblo por lo que supone: mejor calidad de vida para toda la familia. No dependemos de transporte público (que no hay), no tenemos que salir una hora antes, andando todo está a cinco minutos, y podemos disfrutar de la vida de forma más relajada.

Hay quien se ahoga en un pueblo donde no hay tiendas, no hay teatros, cines o centros comerciales. Pero hay vida, hay un gran espacio para que los peques jueguen en la calle exentos de peligros, y hay un tipo de vida que se aleja mucho de el que nos ofrecen las ciudades y su ritmo frenético.

Cada vez que vamos a la ciudad a hacer recados o compras, la frase que más digo quizás sea: venga corre que no llegamos. Queremos aprovechar el día pero aquello no es el pueblo y las distancias y horarios nos impiden ir a nuestro ritmo normal, por lo que vamos corriendo desde que llegamos hasta que nos vamos y se nos quitan las ganas de volver en mucho tiempo.

¡Corre, corre!

¡Corre, corre! es un álbum perfecto para la gente que siempre va con prisas, y por eso lo elegí para reseñar.
La historia con la que muchos se sentirán identificados, de un pequeño y su mamá en su día a día.
Mientras la madre va con prisas desde que se levanta hasta que se acuesta, el pequeño parece disfrutar de cada momento de la vida ajeno a las prisas de la madre.

¡Corre, corre, tómate el desayuno!
Espera, mamá, que está muy caliente.

Pobre mamá, siempre apurada, siempre medio enfadada por ir tan estresada. Se está perdiendo las pequeñas cosas del día a día, los placeres de la vida. Se está olvidando de vivir.

¡Corre, corre, no te entretengas!
Toma, mamá, una hoja para ti.

Pero las prisas ya se sabe, no son buenas consejeras y pueden traernos sustos y disgustos como le pasa a esa mamá apurada. Quizás el susto le sirva para abrir los ojos y ver lo que se está perdiendo. Quizás ahora comience a ver la vida de otro modo, y quizás por fin aprenda a disfrutar del día a día de su pequeño.

Título: ¡Corre,corre!
Autora: Magdalena
Ilustradora: Isabelle Maroger
Edita: Picarona
Detalles: 32 págs, tapa dura, color.
ISBN: 978-84-9145-225-6

Magdalena nos relata a la perfección lo que es la vida para muchas personas: una carrera de fondo contra el reloj en la que nos preocupa más llegar a todo que ser conscientes del camino. Cuenta con más de 140 libros infantiles publicados.
Isabelle Maroger se encarga de confirmar lo que nos cuenta Magdalena pero con imagen: que la mamá va estresada y que el pequeño es un niño feliz y relajado.
Si nos fijamos en sus caras lo comprobaremos, ella tan acalorada y a veces pareciera incluso enfadada, mientras que el niño es un feliciano que disfruta de la vida.
Isabelle tiene un estilo alegre y eso salta a la vista.

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Vivir con prisas rebaja la calidad de vida.

Y no lo digo yo eh, que lo dicen esos expertos que se dedican a los estudios y estadísticas. El estrés puede ir enfermando y matando células de nuestro cuerpo y acelerar el envejecimiento de nuestras funciones cognitivas. La salud mental se resiente y nuestra autoestima también: no somos capaces de llegar a todo, nos culpamos y nos criticamos.
La memoria a corto plazo tiende a acumular demasiada información con tanta prisa y empieza a fallar y a causarnos olvidos y despistes.

Pero las prisas no nos aseguran el éxito, no significa que vayamos a llegar antes o a hacerlo mejor. Hacer las cosas de forma acelerada hace que no nos centremos realmente en ellas, que no disfrutemos del proceso ni seamos apenas conscientes de como hemos llegado. ¿No os pasa?.

Una cosa que me gusta hacer, y que os aconsejo, es pararnos sin pensarlo a observar el paisaje. Hace tiempo ya que lo hago y me permite tener un momento de relax y reflexión, pensar en lo que haré ese día, aspirar aire puro, y coger fuerzas.
No hay que escoger un momento o lugar concreto ni apuntarlo en la agenda. Simplemente pasa, camino por la calle, veo un sitio perfecto para sentarme y me siento. Con 5 minutos bastan para sentir sus efectos positivos.

Una solución efectiva para vivir con menos prisa es aprender a gestionar el tiempo. A menudo alguna amiga me ha preguntado cómo consigo llegar a todo. Trabajo a jornada completa, dedico varias horas diarias al blog, subo y bajo al peque del cole, lo llevo al parque, disfrutamos del buen tiempo, preparo cenas y comidas, y llego a todo perfectamente sin estrés. ¿Cómo lo hago?. Mi agenda tiene la clave, no podría vivir sin ella.

Reparto mis tareas durante toda la semana, para asegurarme de repartir el trabajo, no acumular todo en un mismo día, y tener tiempo de sobra para cada cosa. Es una parte importante de la gestión del tiempo, saber aprovecharlo y encajar las tareas de forma que nos ahorre minutos preciados que podamos ir acumulando para otras cosas.

No os voy a agobiar con mil tareas que os den más trabajo, mis consejos son solo dos y son sencillos: Dedica 5 minutos al día a sentarte y estar contigo misma sin prisas, y hazte con una buena agenda para gestionar tu tiempo.

Pero sobre todo, no te olvides de vivir.

 

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