Emprender y tener hijos al mismo tiempo, la otra conciliación. Pros y contras
Conciliación: Esa leyenda urbana de la que se dice que es el acto de poder conciliar familia y trabajo. (Si además añadís ocio o tiempo personal ya es la caña).
Muchos ya sabéis que estamos criando al niño en nuestro negocio familiar. Es un negocio que no es peligroso para un niño, donde ademas residimos, y hacemos aquí el 90% de la vida diaria. El titulo correcto habría sido: Pros & Contras del padre o madre autónomos que vivien con sus hijos en el trabajo tratando de conciliar. Pero quedaba demasiado largo.
Tratamos cada día con mucha gente y todos me recuerdan lo afortunada que soy por poder criar a mi hijo y trabajar al mismo tiempo sin tener que depender de cuidadores, guarderías o incluso sin haber tenido que dejar de trabajar para poder hacerlo.
Y la verdad es que sí, me considero afortunada por poder criar yo a mi hijo y al mismo tiempo no haber renunciado a mi trabajo.
Lo que me molesta es que se trate de «la suerte de unas pocas» lo que debería ser «derecho de todas».
No voy a entrar en debates políticos, nunca lo he hecho y no empezaré ahora, pero creo que con nuestro actual sistema de horarios y jornadas laborales es extremadamente difícil llegar a un punto que nos beneficie a todos por igual para lograr una conciliación real.
Voy a dejar a un lado el debate y las criticas y me voy a centrar en lo que yo venía a contar, mi experiencia en eso de «llevarse a los niños al trabajo».
Esto claramente tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
¿Te llevarías a los niños a tu trabajo o negocio?.
Yo no me planteé esa pregunta porque no había elección, nuestro negocio es un pequeño hotel rural donde además en ese momento también residíamos y además de ser un ambiente óptimo, era la única opción si queríamos tener un hijo. En mi pueblo no hay guarderías, no hay familia de la que tirar y no hay opciones para dejar a los niños mientras trabajas. Dejar de trabajar tampoco era una opción porque es un negocio familiar pequeño que solo funciona si no contratas a más de lo que puedes mantener.
Hemos pasado 5 años así, día y noche en el negocio con el peque hasta hace poco más de un año que decidimos separar un poco lo personal de lo laboral y mudarnos a nuestra casita para que el peque también pudiera tener más intimidad y espacio.
Tras esos 5 años de experiencia «conciliando con el niño en el trabajo», puedo enumerar algunos pros y contras que puedan ser de utilidad a quienes se planteen la misma situación.
Ventajas.
– Estas todo el día con tu hijo. Habrá quien esto lo ponga en la columna de inconvenientes pero yo lo veo como una ventaja, no perderme ni un minuto de su vida. Puedo decir que he sido yo la que lo ha criado y educado, y si me he equivocado, ha sido error mio y de nadie más. Pero lo he hecho a mi modo, como yo quería, y eso es una satisfacción.
– Lactancia prolongada. Si deseas continuar la lactancia mas allá de los 6 meses recomendados, es mas fácil si estas con tu bebé incluso en el trabajo. Nosotros alcanzamos los 5 años de lactancia ininterrumpida, y es otro gran logro del que me siento orgullosa.
– Más tiempo en familia. Una de las cosas que más me gustan de nuestro negocio es la de tener tanto tiempo juntos. Apenas nos separamos, tanto del niño como de la pareja, y los ratos que tenemos en los que no hay trabajo o estamos solos, es tiempo que aprovechamos para estar en familia. De estar trabajando separados, esos ratos no serían aprovechables en ese aspecto.
– Les ayuda a ser sociables. Depende del negocio claro, pero el mío es de hostelería/turismo, aquí entra y sale gente a diario y eso hace que el niño sea muy sociable. Juega con los clientes tanto con los niños como con los mayores, les saluda a todos, les habla, y no les tiene miedo o siente vergüenza.
– Mayor ahorro en guarderías o canguros en el caso de tener que depender de ellos para poder trabajar. También ganas tiempo de no tener que desplazarte para dejarlo donde se supone que tengan que cuidarlo.
– Mayor control sobre lo que come, lo que duerme, horarios y hábitos. No hay terceras personas que intervengan o rutinas diferentes según donde se encuentre.
Incovenientes.
– Todo el mundo opina sin ser preguntado. A veces esto llega a cansar, la gente ve tu día a día, no puedes esconderte, y siempre oyes las mismas frases: “¿aún levantado?” “¿este niño no va a la guarde?” “¿uy tu no tenias q estar durmiendo?” “¿pero aún le das tetaaa?” etc… Y sinceramente, a veces cansan las mismas preguntas y que todos opinen. No solo clientes, también empleados. Todos tienen algo que decir, y no se dan cuenta que cada uno te da un consejo diferente (que por otra parte no has solicitado) y consiguen volverte loca y hacer que te preguntes si estás criando correctamente.
– Te sientes a veces…evaluada. Recuerdo que hubo un finde que el peque no quería comer, yo me enfadé por que llevaba unos días sin probar bocado y le dije que se quedaba sentado hasta que comiera. Se puso a llorar y vi a dos clientas que se sentaron a su lado y me miraban fulminantemente mientras decían no con la cabeza a modo de reproche. Pero al mismo tiempo, otra añadía: Ábrele la boca y pa’ dentro, así comían mis hijos. A veces no puedes ser tu misma por que te vas a sentir juzgada hagas lo que hagas, porque nunca acertarás con todos.
– Tema retirada de pañal. Aquí no tenía la libertad que hubiera tenido en mi propia casa de dejarlo sin pañal todo el día y que no importase que se hiciera pis por algún lado. Aquí debo cuidar la imagen del trabajo así que usamos otro método aunque debo decir que fue mejor de lo que esperaba ya que fue muy rápido y limpio.
– Obligado a compartir todo. Al estar en un sitio público y teniendo a otros niños siempre por aquí, digamos que siempre hemos obligado al peque a compartir todos sus juguetes con los clientes. Claro, eso nos generó varios problemas: Juguetes rotos que no se reponían, peleas por juguetes de apego, y muchos lloros por no entender porque estaba obligado a dejar absolutamente todo si a él no le dejaban nada a cambio. Pero esto es así, es el negocio y no podemos discutir con un cliente a causa de un juguete.
– Poca intimidad y cero espacio propio. No podemos dejar a un niño tan pequeño solo vagando por el hotel o en su habitación sin supervisión, donde no podemos verlo ni oírlo, por lo que el peque tenía poca intimidad a la hora de querer jugar solo por ejemplo. Seguro que habréis visto situaciones en las que dos niños no se llevan bien, pelean si están juntos y simplemente no congenian. Si eso pasa en la calle, te vas a otro lado y ya está. Pero aquí no puedo controlar que se caigan bien los niños de los clientes y el mio, y cuando se daba la situación de que no era así, el crío tenía que aguantarse y estar aquí, porque no podía irse ni encerrarse en su habitación a solas.
¿Lo volvería a hacer?
Sí y no. Ciertamente me encanta haber disfrutado tanto del niño y sí, volvería a criar a mi hijo en el negocio. Eso sí, sabiendo todo lo que sé ahora, lo haría con matices.
Si de algo me ha servido la experiencia, es para ver lo positivo y lo negativo e ir poniéndole remedio. Por eso fue que decidimos mudarnos hace casi dos años, para darle al niño más intimidad, más espacio, y sacarlo de aquí en algunos momentos para desconectar.
Él está encantado ahora con «su casa», donde puede tener a su gatito, sus juguetes por el suelo, irse a jugar a su habitación, invitar a niños a jugar o merendar y tirarse en el sofá a ver la tele. Y eso en el negocio, no lo podía hacer.
Por ello en el caso de repetir seguiría criando a mi hijo aquí los ratos que tenga que trabajar yo y que no me queda más remedio, pero lo sacaría fuera cuando no tenga que estar necesariamente aquí, tal y como hacemos ahora. Tendríamos nuestra casa, saldríamos a jugar a la calle con los vecinos, comeriamos unos días allí y otros aquí… y trataría en la medida de lo posible, de separar nuestra vida en casa, del trabajo. Desconectar para reconectar, que se dice.
Vosotras que haríais, es decir, si os diesen la oportunidad de llevarlos al trabajo sin que suponga peligro para ellos ni sea un impedimento para el propio rendimiento, ¿lo haríais? Le veis mas ventajas que inconvenientes o viceversa?
Desde que ví como plantean los autonomos convivir con las criaturas creo que os entiendo mucho más. La verdad es que no es habitual y se hace raro pero has expuesto perfectamente tu caso concreto. Lo de compartir las cosas con los clientes, pero sobre todo lo de relacioanrse con niños por sólo unos pocos días es algo enriquecedor pero que no me gusta, es como si a esa edad hicieran amigos que parecen para siempre y se separar también para siempre. No sé si me explico.
Entiendo qeu estar en el punto de mira tampoco es fácil, yo que soy doña coleljas entiendo que cualquier cosa sacada de contexto hace que estés más expuesto y la verdad es que intimidad cero para todo lo demás.
De todas formas creo que tu peque ha disfrutado de lo mejor de la crianza, de su madre, porque has estado siempre ahí. Auqneu como dices con matices estoy seguroa que lo volverías a hacer. Y me parece lo mejor.
Si estuviera en tu lugar no se qué haría. Nosotros somos autónomos pero trabajamos desde casa por lo que todo ventajas y pocos de los contras (por no decir ninguno) de los que dices
Yo creo que es muy complicado pero fantástico a la vez. Tú trabajo tiene el inconveniente de la exposición, que menudo rollo, pero después de todo es un poco estar en casa.
Para trabajos de estar sentado y concentrado lo veo muy complicado. Yo misma tengo que trabajar en casa y prefiero comer en el trabajo y llegar temprano para llevarme lo menos posible.
A mí me habría gustado estar más con ellos de peques pero tal vez con 3 horas diarias sin ellos para aprovechar maxima concentración. Depende del tipo de trabajo, claro.
Yo trabajo desde casa, desde hace mucho y la verdad es que ha sido duro e un principio, cuando eran bebés, ahora, que ya son mayorcitos, me organizo las mañanas y así las tardes las puedo dedicar a ellos pero uffff, no estamos preparados…
Yo dejé de trabajar fuera cuando nació mi rubio y en cuanto pude me hice autónoma. No lo cambio por nada, pero reconozco que a veces es complicado saber diferenciar cuando estoy trabajando y cuando estoy para él.