¿Demasiados regalos?,Nunca están contentos.
Nunca están contentos es una historia que te sonará si tienes niños. Nos refleja ese momento en el que hagas lo que hagas y les des lo que les des, nunca están contentos y parecen esperar más. Eso sí, el final es bastante sorprendente y nos deja contentos a todos.
Es un cuento de La casita roja, una editorial que cuida con mimo los títulos que edita para ofrecernos libros de calidad pero siempre con humor para que los niños se diviertan y aumente su amor por la lectura.
¿No es genial que el día de tu cumpleaños te esperen montañas de regalos envueltos en papeles multicolores, mil sorpresas que descubrir junto a tu fiel y, sobre todo, paciente gato? Pues, aparentemente, hay quien nunca está contento…
Un libro festivo, de ilustraciones y textos enérgicos y juguetones, que retrata una situación con la que enseguida se sentirán identificados pequeños y mayores, y quizá incluso alguna mascota…
Nunca están contentos.
Autor: Mathieu Pierloot
Ilustrador: Baptiste Amsallem
Edita: La casita roja
Detalles: 32 págs, tapa dura.
ISBN:978-84-946766-6-6
Edad recomendada: +5 años
Llega tu cumpleaños y te dan un montón de regalos, ¿a qué mola?. eso le pasa a nuestro protagonista, hoy cumple años y le regalan montones de cosas aunque no alcanzamos a verlas bien porque él prefiere jugar con las cajas y los envoltorios. ¿Os suena?.
Un papel para envolver que se convierte en una capa mágica, una caja que es un transbordador espacial, un lazo que se usa de látigo para domar… la imaginación no conoce límites, y el reciclaje está presente en cada regalo.
Pero siempre hay alguien que nunca está contento…
Para reflexionar todos.
Una vez que has llegado al final del libro, los que reflexionamos somos nosotros, los padres. En todo momento los papás protagonistas han procurado satisfacer a su hijo dándole caros regalos y todo lo que pueda gustarle, y contemplan con desgana como el niño pasa de los regalos para ponerse a jugar con las cajas, lazos y envoltorios.
¡Qué desagradecido! No se conforma con nada, mira como desprecia los regalos. Ignoran el hecho que tienen delante, que es que su hijo está siendo feliz con poco, con lo más insignificante, y no ha necesitado de todos esos regalos para serlo.
¿Son los niños los que piden demasiado, o nosotros los que les damos demasiado creyendo que lo necesitan?
Hablamos siempre del elevado consumismo y de la mala costumbre de que los niños de hoy tengan de todo sin reparar en los verdaderos culpables: nosotros.
Somos los adultos los que les damos lo mejor, lo más grande, cuantos más regalos más nos querrán, les damos lo que quieren y lo que no también.
Por eso aunque yo veo dos lecturas en este libro, en la primera que me he fijado y que me ha hecho pensar es en la que me afecta como madre: ¿Les damos demasiado?. Y sí, lo hacemos.
Unas veces porque lo piden, pero otras muchas porque nosotros creemos que lo necesitan, que nos querrán más, que serán más felices o que sustituirá todas esas horas que estamos trabajando y no podemos estar con ellos.
El pequeño demuestra tener una gran imaginación cuando convierte cada envoltorio en algo con lo que jugar. Tiene una capacidad maravillosa de conformarse con poco y saber usarlo. Y eso nos vuelve a hacer pensar en si realmente nuestros hijos necesitan regalos caros y montañas de juguetes.
Ellos tienen aún ese don para convertir todo en un juego y una oportunidad, deben tener momentos de aburrimiento para poner en marcha su cabeza y crear nuevos juegos y formas de jugar. Olvidemos por un momento los juguetes a pilas, las pantallas y los que juegan solos, démosles lo más simple y les estaremos ayudando a crecer.
Pero no solo sabe usar esas cosas que otros tiraríamos, está dándonos una lección de reciclaje y reutilización al darles una segunda vida. Os animo a que reteis a los pequeños a que busquen otros usos de objetos cotidianos, os sorprenderán.
La segunda lectura es precisamente de la que hablan las reseñas de este cuento cuando lo ves en la ficha, quizás la más obvia, pero para mi no tanto. Trata de hacer ver a los niños el valor de las cosas y mostrarles a ser más comedidos pidiendo, conformarse con lo que les den y no necesitar más para ser feliz.
Pero tengo que admitir que por más vueltas qe le doy al libro, me cuesta ver esa lectura aparentemente tan clara, porque vemos a los padres darle al niño los regalos, no vemos al niño pedirlos. No logro ver «la lección» que se le da al niño, porque una y otra vez veo la que nos dan a nosotros como padres. Y además, esa es la que me ha gustado y me ha hecho reflexionar a mi.
Mathieu Pierloot vive en Bruselas con su mujer, su hija y su gato. Escribe novelas, guiones de cómics, y álbumes infantiles.
Baptiste Amsallem es ilustrador pero también autor de cómics. Lo que más le gusta es escribir para los niños.