Esto no es un cuento. Yuri y Yayra tienen algo que enseñarte.
La editorial San Pablo es de esas editoriales que tiene verdaderas joyas editadas. Es mucho más que una librería o una editorial, apuesta siempre por editar títulos con valores de los que nuestros pequeños puedan aprender para ser mejores personas, ser solidarios, tener educación y respeto.
Aunque es una editorial cristiana, sus títulos van dirigidos tanto a creyentes como no creyentes. Además tienen librería online donde encontrarás libros de todas las editoriales conocidas.
La sociedad San Pablo fue fundada en 1914 por el padre Santiago Alberione para difundir el evangelio y han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías estupendamente.
En 2012 comenzaron la venta online de sus primeros ebooks y a día de hoy son incontables ya sus propios títulos a la venta, sumados a los de otras editoriales que ofrecen en su librería online.
Es muy posible que todos tengamos en casa algún libro de San Pablo sin saberlo.
Recientemente han incorporado a su catalogo dos títulos que me han parecido de obligada lectura, y creo que deberían estar en muchos colegios, no solo en los hogares. Títulos que nos narran en primera persona, el día a día de dos niñas, una en un pequeño pueblo en África y otra en Perú.
Yuri
Yuri vive en un pueblecito de Perú, tiene 9 años y 7 hermanos. Comen, se duchan y estudian en un comedor social, su pueblo se suele inundar con frecuencia, y los niños raramente tienen zapatos.
A Yuri le gustaría ser enfermera y ayudar a sus hermanos a crecer felices.
Nos escribe desde una ciudad llamada Iquitos que se encuentra en mitad de la selva y no tiene acceso por carreteras al estar rodeada por tres ríos y un lago.
Yaira nos permite conocer las características del lugar donde vive, su pasado, del Amazonas, un gran río que seguro que conocéis y que pasa por su pueblo, y de como cuidan el medio ambiente reciclando y reduciendo residuos.
Iquitos es una ciudad que varía según el clima ya que los ríos que la rodean crecen y decrecen por las constantes lluvias. ¿Te imaginas tener tu pueblo inundado gran parte del año?, Pues eso les pasa a los habitantes de su pueblo.
A través de sus fotografías y explicaciones conocemos la gastronomía del lugar, sus calles, sus casas o como viven y juegan los niños en Iquitos.
Su casa está construida gracias a donaciones de gente que reside en España. Antiguamente vivían en otra que estaba destrozada y era un peligro para todos. Nos presenta a sus padres y a sus hermanos con bonitas palabras dejando ver lo mucho que los quiere a todos y su aprecio por su familia.
En su casa no hay cristales y duermen con mosquiteras, porque hay muchos mosquitos que pueden picarles y pegarles enfermedades como la malaria, que podría ser fatal.
Tampoco tienen agua corriente y la tienen que subir cada día en cubos desde la calle. ¿Te imaginas vivir sin un grifo del que salga agua potable y calentita?.
Yury y sus hermanos acuden al comedor de Santa rita, que en realidad no es solo un comedor si no un lugar donde estudian y les ayudan con su educación, salud e higiene.
los niños ayudan en todo lo que pueden y ahí si pueden disfrutar del agua corriente para lavarse y de los beneficios de la escuela.
Yuri quiere ayudar a su mamá, ayudar a su hermanito Toyko con su operación de ojos, y le encantaría que sus amigas también pudieran cumplir sus sueños y alejar sus «monstruos». Los monstruos que las asustan por la noche cuando duermen como son la corrupción, el racismo, la preocupación por sus papás ausentes o el miedo por el maltrato al que están sometidas las mujeres.
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Yayra
Yayra vive en Togo (África) donde no tienen luz y el agua es escasa. Comparten habitación con más miembros de su familia y las niñas desde muy pequeñas se encargan de las tareas de la casa. Es raro que las niñas puedan acudir mucho a la escuela, pero Yayra quiere estudiar y aprender.
La aldea donde vive se llama Atchakpo y es muy pequeña: solo viven en ella su abuelo y sus ocho mujeres, cada uno en su casa pero formando una gran familia todos juntos.
En la casa de Yayra conviven con diversos animales, recogen el agua de lluvia en cubos y hacen casi toda su vida diaria en la calle.
Yayra no tiene papás porque ambos murieron, por eso vive con sus abuelos y cerca de sus primos. El sida, la malaria, tuberculosis, accidentes y mala nutrición se llevan la vida de muchas personas cada año.
Se encarga de ella su abuela y convive con más niñas y mujeres, ellas son las encargadas de atender la casa, cuidar a los bebés, cocinar, hacer el gari y limpiar y organizar todo.
Nos enseña a lo que juegan, la lengua que hablan o cómo y qué cocinan. Su dieta puede variar bastante de la nuestra, ya que por ejemplo, una de las cosas que comen y les resultan riquísimas son las larvas de escarabajo negro.
Tienen una pequeña escuela sin suelo que se inunda cuando llueve y sin paredes, por lo que se oye todo lo que hablan en las demás clases. Su escuela depende de una ONG y tiene muchas carencias pero son felices en ella. ¿Sabes que en sus escuelas también hacen bailes y festivales con canciones?. Además se cartean con niños de otros países que les cuentan lo que hacen, como viven o cómo son.
Al igual que Yuri, Yayra no tiene agua corriente y de abril a noviembre que es la época de lluvias, recogen el agua y la guardan en cisternas para racionarla el resto de los meses secos.
Extraen de la naturaleza sus propias materias primas como el aceite y el vino de palma, el gari (una especie de harina), la leña con la que cocinan y se calientan, las raíces con las que preparan remedios etc.
El sueño de Yayra es poder acabar la escuela al igual que los chicos, pero no lo tiene fácil por ser chica. Quiere dedicarse a curar a la gente y atender a los enfermos. Otras niñas de su aldea como ella sueñan con ser grandes chef o médicos… sueños que tienen muy complicado ver como se hacen realidad.
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Esto no es un cuento.
Sí los libros hubieran sido editados en formato novela, seguramente la mayoría no los hubiéramos leído. Que sean editados ambos en formato diario o álbum de recortes de las niñas, con muchas fotos que ilustran sus palabras es un acierto total. Esto no es un cuento, esto es vida real. El proyecto nos detalla la vida de niñas reales de otros puntos del planeta.
Gracia Iglesias es escritora y cuentacuentos, por lo que viajando con su maleta de cuentos se va encontrando con historias como las de Yuri y Yaira, reales y sobre las que merece la pena escribir.
María Angulo también viaja y se dedica a hacer fotografías además de ilustrar libros. Y es su pasión por las fotografías la que le permite conocer y fotografiar a niñas como Yuri y Yayra.
Las dos niñas nos enseñan a valorar a la familia por encima de todo. Ellas viven con poco y no precisan de más, son felices con lo que tienen, ero adoran a sus familias y las valoran enormemente. El sueño de cualquiera en su situación podría ser escapar de ahí, pero los sueños de ellas tienen que ver con cuidar, atender y dar una vida mejor a sus familias.
Nos dan una gran lección de ecología y aprovechamiento de recursos. Viviendo como viven con lo justito, saben desde pequeñas que deben racionarlo y aprovecharlo al máximo. No derrochan agua, comida ni materias primas, y tienen muy inculcado el reciclaje y el respeto por el medio ambiente.
También nos hablan de la diversidad, convivencia y otras culturas. Puede que os choque por ejemplo en la historia de Yaira que nos habla de «mi abuelo y sus ocho mujeres» porque es algo a lo que nosotros no estamos acostumbrados.
Y finalmente nos hace abrir los ojos a todos y refexionar sobre nuestras propias quejas y la falta de igualdad que esas niñas viven. ¿Nos quejamos porque se nos rompió el móvil?, ¿porque nuestro coche es viejo?. Hay otras personas en el mundo que no tienen ni agua corriente, ni acceso a las medicinas, ni un lugar seguro donde vivir.
Se nos llena la boca hablando de feminismo cuando hay muchos países donde aún recae sobre la mujer todo el trabajo duro, las tareas del campo, domésticas y de todo tipo… quitándoles el derecho de poder continuar en la escuela.
Lugares dónde hay niñas y mujeres que temen a los hombres, donde son abusadas fisica y mentalmente sin que nadie haga nada ni haya ley alguna que lo evite.
Quizás si nos quejásemos menos y ayudásemos más, podríamos contribuir a que tengan una mejor educación y las mismas oportunidades. Educación para que avancen y dejen de tratar a la mujer como una obrera, para que niños y niñas puedan estudiar independientemente de su género, que puedan acceder a cosas tan básicas como educación plástica, juegos y libertad para elegir su futuro.
Gracias a María y Gracia por acercarnos a estas niñas, permitirnos conocer su vida, su día a día, sus pueblecitos y sus familias. Y por enseñarnos con ello a ser más solidarios y tolerantes.
Ha sido un enorme placer recibir estos libros y conocer a Yuri y Yayra.
Entra en el proyecto Esto no es un cuento.
En la web del proyecto tenéis información sobre el mismo, un vídeo de las autoras donde lo explican, y muchos juegos y actividades.