Miedos nocturnos: Frankenconejo, Jill Esbaum y Alice Brereton.

Todos los que tenemos hermanos mayores (o primos con los que crecemos) habréis sido victimas de sus bromas en alguna ocasión. Los mayores recurren, o recurrimos a asustar a los pequeños o a pasar el rato a costa de ellos.
¿Nunca trataron de asustaros con historias de miedo y sucesos extraños?. A mi, varias veces, y me las creía todas.
Claro, luego me convertí en hermana mayor y me tocó a mi hacer de bruja.

El cuento de hoy nos habla de miedos usando la figura del hermano mayor que asusta al pequeño, algo muy común y muy actual.

Frankenconejo.

Autor: Jill Esbaum.
Ilustrador: Alice Brereton.
Edita: Picarona
Detalles: 40 pags, tapa dura.
ISBN: 978-84-9145-201-0
Edad recomendada: +4 años

Frankenconejo

Spencer es el pequeño de tres hermanos y los dos mayores a veces se divierten a su costa, gastándole bromas.
Bertram y Leonard asustan a su hermano con historias de monstruos mientras Spencer niega la existencia de los mismos, pero sus hermanos son tan insistentes y convincentes que Spencer duda.

Frankenconejo

Le hablan del tal Frankenconejo, ese monstruo al que le gustan los sitios oscuros, y aunque no quiere preguntar, no puede evitar sentir curiosidad.

-Imagínate unos colmillos horribles
-dice Leonard-, y unas zarpas
tan enormes que te pueden
destrozar en un plis plas.

Son tantos y tan horribles los detalles que le dan sobre el aspecto del monstruo, que consiguen asustar a Spencer.
Su mamá, como todas las mamás, trata de calmarlo y le dice que los monstruos no existen. Su papá también lo intenta, pero ya no funciona, Spencer tiene en su cabeza la descripción del monstruo Frankenconejo.

Frankenconejo

A la mañana siguiente, después de una noche de miedo, Spencer descubre en un armario algo que le hace ver que sus hermanos solo trataban de asustarlo y reírse de él, y el plan incluía construir un monstruo.
Una vez que se le pasa el enfado inicial, Spencer pone en marcha un plan para darle la vuelta a la tortilla…

 

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Los miedos nocturnos.

El miedo nocturno es algo que en mayor o menor medida, todos sentimos en alguna ocasión. Obviamente tener hermanos mayores que te asusten, no ayuda.
Tenemos ya varios libros que hablan sobre ello, por ejemplo dos que fueron tema de Halloween son ideales para ello: La casa encantada, y Zombilina.

Jill Esbaum nos ofrece una historia basada en un tema recurrente y que a todos los niños en algún momento sienten. Lo convierte en una buena historia, con un inicio, nudo y desenlace final con venganza incluida.
Jill es todo lo contrario a Brereton (la ilustradora). A Jill la oscuridad le da miedo. Habrá que recomendarle que lea su cuento cada noche para que lo supere 😉

Las oscuras ilustraciones de Alice Brereton dan fuerza a la historia en las partes donde Spencer está asustado logrando meternos en ella y haciéndonos participes del miedo que siente Spencer con los monstruos. En cambio cuando está tranquilo, tienen otra luz y color.
Le gustan las pelis de miedo y la oscuridad además del conocido actor de películas de terror antiguas, Boris Karloff. Quizás por todo eso se le da tan bien plasmar el miedo en un papel.
Como anécdota, decir que Brereton tenía de pequeña como amigo imaginario un tiranosaurio gigante que se comía a sus amigos. No hace falta que os diga a quien me recuerda…

Siempre me parece un acierto que los protagonistas de los cuentos sean animales porque los niños se sienten muy identificados con ellos y empatizan más.

¿Qué podemos hacer?

Hay distintas formas de abordar el tema de los miedos para que lo superen. Por ejemplo una de ellas es hablándole de ello de forma natural y tratando de que nos crean cuando decimos que los monstruos no existen.
Otra es «enfrentarnos» y crear un pequeño ritual cada noche a modo de cacería de monstruos, para buscarlos con los niños por la habitación y que vean que A: les tomamos en serio, y B: en su habitación no hay monstruos.
También podemos usar un quitamiedos casero, que consiste en un spray que podemos rellenar con agua y algo que huela bien, un poquito de colorante y algo de purpurina por ejemplo. Les contamos que sirve para ahuyentar a los monstruos ya que no soportan ese olor y si lo huelen, se van corriendo. Y lo dejamos en la mesilla por las noches como auto-defensa.
Si los niños necesitan dejar una luz encendida para estar tranquilos, deja que la usen.

Por supuesto también conviene «evitarlo» antes que tener que buscar soluciones: no dejar que vean películas de monstruos o que les puedan asustar, no meterles miedo del tipo «va a venir el hombre del saco», no alterarlos cuando llega la hora de dormir, contarles un cuento bonito antes etc.

 

 

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