¿Qué haces con una idea? Koby Yamada y Mae Besom

Hace no mucho que reseñé el álbum ¿Qué haces con un problema? de BiraBiro editorial. Me encantó ese álbum y como nos muestra que los problemas no deben dominarnos ni asustarnos, hay que mirarlos de frente y tratar de ponerles fin o solución.
Ese álbum es el predecesor de ¿Qué haces una idea?, el álbum que hoy os enseño y que es ganador de varios premios y ha sido un éxito desde su publicación hace ahora un año.

Mi idea en principio era haber leído y reseñado los dos libros en el orden en el que han sido publicados pero al final lo hice al revés. Confieso que así como ¿Qué haces con un problema? me encantó, con ¿Qué haces con una idea? tengo un pequeño pero. No es grave ni es nada más que mi opinión sobre el libro, pero igual que hablo siempre de todo lo que me gusta de nuestros cuentos, alguna vez toca comentar el «pero».

¿Qué haces con una idea?

Autor: Koby Yamada
Ilustrador: Mae Besom
Edita: Birabiro editorial
Detalles: 36 págs, tapa dura.
ISBN:
Edad recomendada: +5 años (y yo añado: acompañado).

«¿Qué haces con una idea? Sobre todo, si la idea es atrevida o, incluso, un poco loca… ¿La escoges? ¿Andas con ella? ¿Haces como si no existiera? Esta es la historia de un niño, de una idea brillante y de como conseguirá enseñarla a todo el mundo. No parece fácil, pero a medida que la confianza del niño crece, también lo hace la idea, hasta que un día pasa una cosa increíble.

Es una historia para cualquier persona, de cualquier edad, que alguna vez haya tenido una idea que parecía demasiado grande, demasiado rara, demasiado complicada.

Es una historia para dar la bienvenida a esta idea, para darle un poco de espacio para crecer, y para ver qué pasa después. De hecho, es una historia que acaba de empezar…»

Nuestro protagonista una vez tuvo una idea. Pero se avergonzaba de lo que pudieran decir los demás al conocerla así que se la guardó, la ocultó al mundo y no la dejaba salir ni crecer.


Pero entonces decide darle el valor que tiene, dejar que salga y cuidarla para que prospere y crezca. La gente trata de convencerle de que la abandone, pero no lo convencen.
Y la idea sigue creciendo y sigue haciendo sentir mejor al niño, más seguro, más feliz.

Mi impresión.

Todos tenemos ideas. Unas más buenas que otras, algunas imposibles, pero ideas al fin y al cabo. ¿Y qué hacemos con ellas?. A veces las compartimos, y entonces llegan las opiniones no solicitadas: las que nos dicen que es mala idea, las que nos piden que la olvidemos y que no la llevemos a cabo.

A veces tenemos miedo de darlas a conocer por si se ríen de nosotros y de nuestra idea o la consideran absurda e inútil. La ocultamos para evitar que nos la quiten de la cabeza o nos hagan perder la ilusión.

La idea viene reflejada como un huevo al que hay que incubar para que nazca. Bonito símil con las ideas, a las que hay que dar forma para que se puedan realizar.

Creo que es un libro para leer con los padres, para que podamos explicarles que su imaginación no tiene límites y que no deben dejar que nadie les diga lo contrario cuando se trata de tener un sueño o una buena idea e ir a por ellos. Y de paso, aprender nosotros a cultivar esa creatividad sin coartarles ni desanimarles.

Y aquí llega mi «pero»: Lo único que cambiaría es el punto en el que nos dice que todas las ideas son geniales y que hay que protegerlas, porque eso en manos de un niño puede ser hasta peligroso. A veces no son buenas ideas las que se les ocurren, son ideas para fastidiar o han surgido tras un enfado. Creo que habría que añadir una explicación sobre la diferencia entre las buenas y las malas ideas. Malas ideas como hacer algo para molestar o dañar a otra persona, fuera. Una idea que para que tu la lleves a cabo y seas feliz, otro tiene que sufrir, desechada también.

¿Por qué digo esto?.Porque la primera idea de mi hijo cuando se lo leí fue la de coger serpientes para hacer un terrario y protegerlas. Tal cual.
Vivimos en una zona donde hay bastantes víboras en primavera, por lo que es común verlas y de hecho el ha visto unas cuantas ya. Me costó un poco hacerle ver que no es esa la idea a la que se refería el libro, él solo se centraba en que era una idea para proteger a las serpientes y que es buena, ¿os imaginais si decide ir a por ellas para cumplirlo?.

Ahí me di cuenta de que es un libro que deberían leer acompañados mientras sean pequeños, para que podamos aclararles el tipo de ideas al que se refiere. Ideas creativas, sueños por alcanzar, cosas por hacer, pero siempre que sean buenas ideas, no dañinas para ti ni para otros y le hice un símil con las ideas que son sueños por cumplir, metas que alcanzar. Y de paso, le dije que es mejor que le cuente las ideas a mamá y papá, que le podrán ayudar (lo mantendremos alejado de las víboras).

Por eso insisto en que a diferencia de ¿Qué haces con un problema?, que es un álbum que pueden leer solos o acompañados, ¿Qué haces con una idea? debería de ser una lectura acompañada por un adulto que le enseñe la diferencia entre ideas positivas e inocentes y las ideas dañinas.

Salvando ese «pero», si somos capaces de hacer ver a los niños la diferencia entre las malas y las buenas ideas, las que se pueden alcanzar, que son positivas y que merecen ser logradas, es muy buen álbum para dar a los niños una buena dosis de autoestima y confianza para que lleven a cabo esas ideas.

Los autores obviamente son los mismos de ¿Qué haces con un problema?. Las ilustraciones de Mae Besom van cobrando fuerza y color a medida que el niño va alimentando su idea, y esta va creciendo hasta llenar todo el libro de vida.

No tengo queja por los textos de Koby Yamada porque creo que son acertados alentando a los niños a llevar a cabo sus ideas sin importar lo que digan los demás, repito que el problema no es del libro ni del texto si no más bien del error que creo que es dejar que lo lean solos y puedan confundirse con la clase de ideas que hay que alimentar.

Lluvia de ideas.

lluvia de ideas

Para hacerle ver al niño la diferencia entre el tipo de idea del que habla el libro, se me ocurrió hacer con él una lluvia de ideas en la pizarra.
Las primeras ideas que se le ocurrieron eran del tipo: «llenar a fulanita de slime por el pelo porque se mete conmigo y así dejará de hacerlo», «meter animales en casa para cuidarlos» o «gastar el dinero de papá en juguetes».

Así que juntos elaboramos la lluvia de ideas en la que yo le fui aclarando la diferencia entre las ideas traviesas que son malas ideas, y las que hay que alimentar. Por ejemplo: Su idea de cuidar a los animales es buena, pero la solución no es meterlos en casa sin más. Le sugerí que si le gusta mucho, puede empezar salvando pequeños animales como gatitos o perritos, siempre avisando antes a papá o mamá, nunca cogiendo animales de la calle sin preguntar, e interesándose por las ciencias si el día de mañana quiere ser un veterinario o trabajar en una reserva.

Le fui preguntando las ideas que tenía y las fuimos catalogando en la pizarra como «ideas traviesas» o «ideas para alimentar».
Al final de la actividad creo que ya lo tenía algo más claro, al menos las traviesas las reconocía perfectamente y ya sabía que esas no se tenían que hacer.

Qué haces con una idea? ha ganado premios como el Gold Book de las editoriales independientes, el Washington State Book y el Children’s Book Moonbeam. También aparece en varias listas de best-sellers, como la del Weekly de Publisher, Wall Street Journal, New York Times y USA Today.

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