Simón el llorón de Khoa Le. Una rabieta que no tiene fin.
Siempre dije que tuve suerte con mi hijo porque nunca fue un bebé que llorase o diese malas noches, ni tampoco pasamos esos “terribles dos años” ni hubo rabietas significativas. No ha habido enfados, ataques de ira o cosas similares… pero no penséis que todo es tan bonito, porque me tocaron otras cosas: Tuvimos una época de llorar por todo y de incluso llorar cuando pedía perdón por llorar, si no le perdonabas. Qué lío, ¿verdad?..
Era algo desesperante porque nadie le hacia nada, no le ocurría nada, simplemente lloraba si algo no le salía bien, si un niño no le perdonaba, si otro niño no le hablaba… era un continuo lloriqueo, ni siquiera llanto.
Simón el llorón.
Autora: Khoa Le
Edita: San Pablo
Detalles: 32 págs, tapa dura.
Edad recomendada: +5 años
ISBN: 9788428549080
Simón es un pequeño que lloraba por todo, en cualquier momento y en cualquier lugar. Sollozaba cuando quería algo, cuando le regañaban, cuando salía del colegio…
Un día mientras paseaba con su mamá se fijó en un juguete que le gustó y claro, se puso a llorar con la esperanza de que se lo comprase.
Pero ya tenía uno igual en casa, así que su mamá no cede y lo apremia para seguir caminando.
Llegó a casa con el berrinche, y siguió con él.
-Dejémosle que llore, antes o después se cansará… ¡no deberíamos mimarle tanto!
-dijo su padre
Pero Simón siguió llorando y llorando cada vez más fuerte y comenzó a inundar todo con sus lágrimas.
Lloró y lloró hasta quedarse dormido de tanto llanto. Y cuando despertó, la casa ya no estaba, se encontraba flotando en un mar le lágrimas.
Flotando y volando iba sin rumbo, y se encontró a su gatito Fufi. Siguieron flotando sin saber a donde, y les entró el hambre. Fufi decidió comerse los peces de aquel mar de lágrimas, y el propio mar de lágrimas con ellos.
Seguía tragando y Simón se cayó de la cama hacia el fondo oscuro… y caída, y caía, hasta que se despertó en su cama, con Fufi y sus papás a su lado.
Valoración.
Encuentro que al final le falta algo, es de las pocas veces que me pasa, máxime con los cuentos de San Pablo que son tan completos y aptos pero en esta ocasión echo en falta algo más en su desenlace. Tras pasarse Simón todo el cuento llorando y sumergido en su propia pesadilla causada por el llanto, no se ven palabras reconfortantes de sus papás (Aunque si se ve un abrazo) que tanta falta le hubieran hecho.
Realmente lo que noto que «le falta» es el fin, el propósito o la resolución. Vemos en el cuento a Simón con un berrinche, se va a la cama, tiene un sueño sobre ello, y se despierta. Pero no hay nada que haya evitado el berrinche, o algo que lo haya ayudado a no tenerlos, a superarlos, no sé… quizás estoy demasiado acostumbrada a los cuentos que tienen un final con moraleja o valor para aprender y este me ha dejado a medias.
De hecho suelo leer todos los cuentos junto al niño después de haberlos leído yo antes, para ver sus reacciones y preguntarle si lo ha entendido, que es lo que ha visto etc y en esta ocasión no parecía haber entendido el mensaje. El lo vio simplemente como un niño que llora y a mi me faltó ver más humanidad en sus padres. Yo siempre he sido partidaria de no dejar a mi hijo solo cuando llora, aunque sea una rabieta, permanecer a su lado para que sepa que le escucharás cuando pare pero que estás ahí. Se me hace duro ver a Simón llorando solo, y llorar tanto que acaba durmiéndose con los ojos hinchados de tanto llorar.
¿Qué hacer ante las rabietas?
Me gusta leer los libros varias veces porque en ocasiones ves cosas nuevas que antes no habías tenido en cuenta. Con Simón no iba a ser la excepción, porque me daba mucha pena quedarme con sensación agridulce tras leerlo la primera vez.
Así que lo volví a leer y de pronto me vino una idea a la cabeza: ¿Y si precisamente han dejado ese final «abierto» para hacernos pensar a nosotros como padres?. Sería muy fácil darnos la solución a la rabieta de Simón, o una clave que ya quisieramos que funcionase con todos los niños igual, ¿verdad?. Pero a mi ese final tan inesperado me ha hecho pensar durante varios días, ¿sabéis lo que he pensado?. En que a mi no me gustaría ver a mi hijo llorar hasta quedarse dormido, sin hacer yo nada por evitarlo.
Es decir, me ha hecho pensar en mi labor como madre y en mi forma de actuar ante las rabietas. ¿lo hago bien, lo hago mal?. Mi hijo no ha tenido grandes rabietas pero cuando ha tenido algún berrinche siempre he obrado de igual forma: Si está montando un berrinche por nada, me quedo a su lado pero sin darle demasiada importancia, ni tratar de agarrarlo o de que pare de llorar. Tan solo me quedo ahí, quieta, le miro y le digo muy calmada que no podemos hablar así, que no le oigo.
Generlamente se calma rápido ante el miedo de no ser escuchado por sus propios gritos, y entonces ya le pregunto que le pasa, y tratamos de buscar una solución. Creo que es bueno no dejarles solos, pero tampoco dejar que la rabieta adquiera el poder de lograr lo que se propone.
Así que quizás el libro de Simón es más útil de lo que yo crería, si nos sirve para ver como somos en esos momentos como padres, como actuamos, o hacernos cambiar si creemos que lo estamos haciendo mal.
Eso si, tengo que decir que las ilustraciones son tan maravillosas como siempre. Tengo en casa otro título de Le, No me quiero lavar, y ya me había enamorado de los rasgos que le da al niño en él. Esta artista vietnamita hace magia con los colores y dota de vida a sus protagonistas. Es imposible no coger cariño a Simón al ver su carita y sus gestos tan expresivos y reales que dan ganas de cogerlo en brazos y calmarlo para que no llore más.
La portada está hecha en modo 3D y con los movimientos de tus manos verás llorar al pobre Simón en el salón de tu casa.
El cuento lo edita San Pablo, que ya sabéis que es una editorial que me fascina desde que conocí El gato que no quería ser gato y después me volvió a sorprender con el maravilloso Mi Padre del cielo. Una editorial que destaca por editar sobre todo títulos religiosos y con valores pero que a su vez también son librería por lo que podrás encontrar en su librería online prácticamente cualquier libro o cuento.