Los robots no tienen prisa. Y tú, ¿Qué valor le das al tiempo?.

Este es uno de esos cuentos que recomiendo que leamos los adultos. Nos habla de las prisas, el ajetreo diario y todo lo que ello conlleva: Que nos estemos perdiendo el camino y lo que nos rodea, por no tener tiempo para pararnos a apreciarlo. Alberto Pieruz ilustra y escribe Los robots no tienen prisa, un álbum nos hará reflexionar acerca del valor que le damos al tiempo.

Los robots no tienen prisa.

Autor: Alberto Pieruz Quintana.
Edita: Algar
Detalles: 40 págs, tapa dura.
ISBN: 978-84-9142-067-5
Edad recomendada: +6 años

los robots no tienen prisa

Lucas es un niño con el que me pondría sentir muy identificada. No le gustan los relojes, los horarios ni las limitaciones del tiempo o las normas rígidas que impone el Señor Minuti, un auténtico devoto del tiempo y la puntualidad.

Todo eso cambia cuando llega a la ciudad Robogante, un enorme robot sin corazón que enseguida se hace amigo de Lucas y juntos comparten tardes de risas y travesuras.
Todo eso no le gusta nada al señor Minutti, tan acostumbrado al orden y a las normas, así que Lucas y Robogante finalmente acaban por irse, ser libres del tiempo.

los robots no tienen prisa

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Pero como en toda historia, la diversión no es al 100% completa porque Lucas quiere al Señor Minutti y lo echa mucho de menos, a la vez que el Señor Minutti lo extraña terriblemente a él.
Lo que ignora el Señor Minutti es que él tiene la clave para dar con el corazón de Robogante. ¿Sabrá cual es?, ¿Volverá a casa Lucas?.

La esclavitud del tiempo.

Quizás yo no sea la más indicada para hablar de lo que supone ir con prisas y ser esclavo del tiempo porque por suerte no me sucede. Una de las ventajas de vivir en un pueblo con menos de 400 habitantes es que todo está cerca y a todo llegas temprano. Nos levantamos con el tiempo justo y aún así nos lo tomamos con calma, caminamos lentamente hasta el colegio y siempre llegamos a tiempo. Y eso, es un lujo.

Pero sí, se podría decir que gran parte de la población vive pegada a un reloj, a las prisas, al ajetreo de los horarios y las normas. ¿Funcionaría el mundo de otro modo?.

A mi entender, ni tanto ni tan poco. Creo que son necesarios los horarios, las rutinas o las normas pero en su justa medida. Tampoco creo que sea imprescindible ser demasiado rígido y deberíamos aprender a ir con menos prisa y disfrutar del camino. Estamos tan acostumbrados a correr, que seguro que más de una vez lo hacemos aunque tengamos tiempo de sobra, ¿verdad?.

¿Cómo quieres vivir tu vida?. Quieres hacerlo con prisas, siempre corriendo y sin pararte a ver ni el sol, o quieres vivir la vida viviéndola realmente, disfrutando de cada momento y no dejando escapar detalles. Sintiendo la hierba bajos tus pies, dándote un chapuzón en el río, comiendo helado antes de cenar, o volando una cometa un día de viento.

No dejes que los relojes dominen tu vida, trata de encontrar siempre hueco para no programar nada, dejarte llevar y tan solo disfrutar de lo que venga.

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