A mi hijo no le gusta el fútbol y sobrevive.

En un pueblo es lo más normal del mundo ver a los críos en la calle jugando al fútbol. En las eras, en el parque, en la carretera o donde pillen porque cualquier sitio les vale. Y en nuestro pueblo eso es así, salvo por mi caso, yo tengo un hijo que pasa olímpicamente del fútbol y le da exactamente igual.

Ojo, pasa del fútbol pero su equipo es el Atleti y eso lo tiene muy claro eh, pero luego no lo verás jugar con una pelota o ver un partido.
Para desgracia del padre, que soñaba con jugar al fútbol con el hijo y se conforma jugando con los amigos del hijo, nunca se ha interesado por darle patadas al balón.

Yo pensaba que cuando fuera más mayor eso cambiaría y cuando viera a otros niños jugar, jugaría. Pues no, no funciona así. Hace poco cumplió 6 años y sigue sin interesarse.

Ventajas de su «no afición».

Yo a todo le veo el lado bueno y en este caso no va a ser menos. La primera ventaja es que no me gasto un dineral en zapatillas de fútbol ni en otro tipo de zapatillas que los peques suelen destrozar cuando juegan.

A los niños que les gusta mucho el fútbol los tienen que llevar sus papás dos veces por semana a otro pueblo porque aquí no hay ni extraescolar de fútbol, ni equipo local ni nada de nada…vamos, que aquí no creo que podamos instruir a un Fernando Torres. Me evito también esos viajes y gastos.

En casa todo sobrevive más tiempo al no caer en desgracia a manos de un balón volador. Que sí, que ya sé que la mayoría de padres no dejan a los niños jugar al fútbol en casa, pero siempre hay algún tiro que se escapa o algún momento de debilidad.

Yo no soporto el fútbol, las cosas como son. He aguantado muchos años de afición del padre en los que me ha llegado a cambiar viajes y cenas en restaurantes por culpa de partidos. Es un alivio saber que el peque no se interesa lo más mínimo por el fútbol y que con él no me tocará pelear por quitar el partido o discutir por la jugada.

Para jugar al fútbol necesitas más gente, jugar solos a eso en concreto es aburrido. Yo por mi trabajo tengo muchos ratos con el peque sin poder salir los dos solos, por lo que tampoco sufro los traumas o quejas por no tener a nadie con quien jugar al fútbol (ya os dije que soy muy positiva).

Para mi es una ventaja que no quiera jugar al fútbol y que prefiera el juego libre. Soy muy partidaria de ello y creo que los peques deben desarrollar su imaginación, su creatividad y combatir el aburrimiento solos. Saber que se va a entretener con cualquier cosa en cualquier lugar y que no necesita de nada ni nadie para jugar, me gusta.

niños y futbol

¿Y a qué juega?

Bueno, pues mi hijo va por libre y hace mucho juego simbólico. Hay otro niño igual que él en el barrio y suelen estar juntos. Le gusta mucho el juego simbólico, la imitación y el juego libre. Es muy común verlo por la calle hablando solo o que los vecinos le pregunten quién es hoy, porque ya saben que cada día es un personaje diferente y que no responde a otro nombre.

Ama los dinosaurios sobre todas las cosas y se pasa el día jugando a que él es Owen (de Jurassic World) y que tiene que domar a los velociraptores (perros y gatos del pueblo) o juega con los Lego y recrea a la perfección el mundo Jurassic World y todas las escenas de las películas.

También les gusta jugar juntos a que son superhéroes y se sube en su moto para perseguirlos. Porque si hay otra cosa que le gusta menos que el fútbol, puede que sea la bicicleta. Tiene dos, pero da igual, nunca las quiere y prefiere la moto ancha.

Los disfraces triunfan, es otra cosa que lo entretiene mucho estar disfrazado y jugar a meterse en el personaje que toque.

No presionarles.

Cuando llega la hora de ir al cole puede que nos preocupe saber cómo se va a integrar en el recreo si todos juegan al fútbol menos ellos. No os preocupéis, los niños que no juegan al fútbol se suelen juntar para jugar a otras cosas, y cada vez en más coles controlan el tiempo de juego con el balón para procurar que los niños jueguen a cosas diferentes también. No va a ser ningún trauma no jugar al fútbol.

Lo importante es no presionarles ni obligarles, no apuntarles a una extraescolar de fútbol con la esperanza de que les acabe gustando, no chantajearlos ni manipularlos porque solo lograremos el efecto contrario.

Seguramente el mío en algún momento jugará al fútbol y ahí estaré para animarle, jugar con él, llevarle a partidos o lo que haga falta. En casa tenemos pelotas de fútbol que algunas veces me pide, las baja a la calle…y las presta para ver como juegan otros con ellas. Bueno, por algo se empieza, ¿no?.

Lo que quiero decir es que yo no lo alejo del fútbol, ni se lo escondo, ni trato de convencer a los niños de que no jueguen cuando está el porque creo que es bueno que lo vea y se interese, pero tampoco le obligo a él a jugar o a verlo si no quiere.

Seguramente mi hijo no me sacará de pobre con una prometedora carrera futboliítica pero quizás algún día sea un gran paleontólogo y nos descubra una nueva especie de dinosaurio.

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