Mamá me grita, un cuento para hacernos pensar.

Amigos de papel nos hace llegar un cuento que, francamente, muchas mamás cuando lo vemos nos sentimos identificadas. Yo creo que todas en mayor o menor medida, les hemos gritado alguna vez. Quien dice gritar, dice levantar la voz diciendo «no». Antes de que juzguéis mi opinión o el libro, os aconsejaría que lo leyeseis para no sacar conclusiones precipitadas. El mismo autor nos explica: Mas que gritos, son ordenes o pequeñas regañinas. Gritar a los niños, a debate.

¿Por qué gritamos a los niños?

Los niños son niños, y se comportan como niños. En una sociedad que parece no tolerar demasiado bien a los pequeños, nos encontramos en situaciones en las que les gritamos, reñimos o corregimos por hacer cosas de niños. Por jugar, por saltar, por reír en voz alta, por correr.
No confundir ser niños con ser mal educados, que yo soy la primera en no dejar que el peque corra, salte o grite en espacios como hospitales, restaurantes, trenes y similar. Hoy el tema no es si los niños se portan mejor o peor, si no que a los niños muchas veces se les riñe ya por «costumbre» cuando realmente no están haciendo nada malo.

¿Y por qué se les riñe? Yo muchas veces me sorprendo a mi misma riñendo al niño por hacer algo que sin molestar a nadie, yo le dejaría hacer sin problemas, pero por la presión social, la gente, el que dirán y demás tonterías, no le dejo hacer. Y entonces pienso: ¿Pero que estoy haciendo?, ¿Por qué le estoy riñendo si no hace nada malo?.

Por poner algunos ejemplos, le suelo reñir por gritar mientras juega en la calle. Por intentar hacer participes de sus juegos a personas mayores. Por querer hacer algo él solo y temer que tarde mucho o se le caiga algo. Por verlo saltar (ya ves tu, que delito). Por no saludar a toda la gente que se encuentra (a la que probablemente ni conoce). Y sí podría seguir todo el día.

Son cosas que yo si le dejo hacer en casa, pero en la calle por la presión, le digo que no, o incluso le grito. Y cada cierto tiempo me doy cuenta de lo injusto que es eso para él y me digo a mi misma que no volveré a coartarle ni reñirle por tonterías pero en cuanto siento la mirada reprobatoria de la gente, ahí estoy otra vez diciéndole: ¡Noah, no!

Mamá me grita.

Mamá me grita yo lo veo con dos posibles interpretaciones.
Por un lado lo veo como un cuento que con humor, nos hace abrir los ojos y darnos cuenta de la cantidad de veces que los reñimos o gritamos sin necesidad. Según iba leyendo sus páginas, yo me iba dando cuenta de lo que estaba viendo: Una mamá que se pasaba el día gritando al niño, cada vez más alto y cada vez por cosas más absurdas.

mi mama me grita

mi mama me grita
De la misma forma, el peque reconocía cada una de las situaciones y según le leía yo la primera frase, el la completaba.
Y esto me dio mucha pena. Pena porque el que el pudiera completar las frases quería decir que estaba harto de escucharlas.

Porque si, yo también le grito «Levanta» cuando vamos a la escuela y se hace el remolón. Pero ese «Levanta» podría cambiarse por un suave «vamos cariño, arriba», acompañado de muchos besos.

Porque ese «pórtate bien» que grito cuando lo dejo en el cole, frunciendo el ceño, podría cambiarse por un «que tengas un buen día».

Y también el «vámonos a casa que tengo prisa» al salir del cole, se puede cambiar por un «venga, juega un poquito, despídete de los niños y vamos a merendar, ¿Vale?».

Y definitivamente el «Recoge todos los juguetes o los tiro a la basura» que tantísimas veces le digo yo al mio, se puede cambiar por un «venga cielo recoge para que no se te pierda ni rompa nada».

Y cada una de las situaciones que se ven en el cuento, en el transcurso de las 24hr de su protagonista, se podrían cambiar, eliminar, o suavizar. Todas menos una, la del final:

mama me grita te quiero

Y en mi segunda interpretación, lo veo como un cuento real con una madre real. Una madre que no es la típica madre perfecta que jamás grita a los niños. Una madre que pierde la paciencia, que se pone nerviosa, y que a menudo dice «Basta» y levanta la voz o dice «No».
Y si, también me identifico por más contradictorio que suene. Porque aunque me gusta más mi primera interpretación y desde luego mi intención es reducir esas situaciones con mi hijo, también soy consciente de que habrá veces que no podré, que perderé los nervios, y que gritaré. Pero no por ello lo quiero menos, y desde luego seguiré gritando más fuerte cuando le diga TE QUIERO.

Porque somos madres reales, con nuestros defectillos. Y aunque sabemos que a veces gritamos sin razón, también sabemos que a veces es inevitable. Perro todas tenemos algo en común: El amor por nuestros hijos, y que todo lo que hacemos lo hacemos pensando en ellos. Incluso cuando les reñimos.

Alberto Sobrino

Alberto Sobrino nos abre los ojos de una forma simple y eficaz, sin gritar. Sus ilustraciones y los breves textos que las acompañan le bastan para hacernos entender a muchos padres que gritamos demasiado y a veces, sin razón ni necesidad.

Desde luego a mi me ha calado, y me ha hecho reflexionar sobre este tema. La tolerancia con los niños, la paciencia y el respeto

He leído una entrevista de «un periodista en el bolsillo» y me ha quedado grabada la idea que dio forma al libro. Si veis el libro, veréis una dedicatoria: a Carmela, que se fue sin hacer ruido. Carmela fue quien animó a Alberto a escribir esta historia, a plasmarla en un papel y compartirla. Pero no fue hasta después de que Carmela falleció que el decidió hacerlo, «porque se lo debía, y por eso, va dedicado a ella.
Yo no se a vosotros pero a mi los cuentos con historias detrás, me gustan el doble.

Podéis comprarlo en el link del primer párrafo o en amazon.

Os dejamos con nuestro videocuento 😉

 

18 comentarios en «Mamá me grita, un cuento para hacernos pensar.»

  • el 7 julio, 2017 a las 09:24
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    Yo le levanto con caricias y besos durante cuarto de hora y le digo que tenga un buen día en el colegio cuando lo dejo allí. Pero también le tengo que decir «ahí te quedas, yo me voy a casa» después de haberle dicho 4 veces «ya has jugado ese poquito que te he dicho, nos vamos, vale?» y tener un «no, más, entre lloros fingidos y gritos». Y el «estate quieto» cuando tira del pelo a su hermana (eso no es jugar con su hermana, como pone en el libro) lo grito porque el «cariño, no os peleéis» se lo pasan por el forro. Por último, lo que tú dices «venga cielo recoge para que no se te pierda ni rompa nada”, mis hijos lo filtran. Así que tengo que recurrir a la basura y casi de mal humor, porque las 5 primeras veces no me hacen ni caso. No soy de la opinión de gritar, deberíamos hacerlo menos todos los españoles en general y los padres en particular, pero los niños (al menos los míos) no hacen caso de las buenas palabras. Y no puedo repetir cien veces las cosas para ver si nos hacen caso, por lo que al final uno recurre al grito para que escuchen. En fin, nadie dijo que esto fuera fácil. Besitos

  • el 7 julio, 2017 a las 15:34
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    A mi ese tema también me tiene siempre preocupada, es lo que más deseo corregir en mi trato con los niños, reflexiono mucho sobre ello, pero a la mínima me encuentro dando voces y amenzanado ..no se si tiene algo de instintivo ese comportamiento, o lo hemos aprendido en nuestra infancia y repetimos el patrón.
    Siempre me levanto con la intención de ser como la mamá de Caillou, pero al final del día pierdo la cuenta de los gritos que he dado.
    Supongo que todo nos influye, el cansancio, la prisa, la soledad , la sociedad..
    Menos mal que los niños no son rencorosos…

  • el 8 julio, 2017 a las 16:56
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    Jajja es que esto de criar es muy dificil!!
    Obvio que todos gritamos, y todos reñimos y nos enfadamos, aunque muchos no lo quieran admitir. No pasa nada, somos humanos, y ellos tienen que ser educados, tampoco podemos ser padres happy power y lamentarlo después.

  • el 8 julio, 2017 a las 16:59
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    Como le acabo de decir a Oscar más arriba, esto de criar es complicado. Y a veces no es que sea inevitable, a veces es necesario decir no, o reñir, y poner limites. Lo que si es verdad es que yo por ejemplo, a veces le riño por cosas que no debería reñirle, por presión, y eso es lo que quiero cambiar. Y admito que no tengo paciencia y le grito más de lo que debería. Pero por ahí se empieza, por corregir pequeñas cosillas.
    Hazme caso….pasa de la mamá de Caillu que es demasiado blanda jajaja.

  • el 10 julio, 2017 a las 16:55
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    Yo grito más de lo que me gustaría. Y es verdad que a veces la presión de al rededor me puede..

  • el 11 julio, 2017 a las 13:05
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    AAiiiiiiisssss yo soy súper gritona y de verdad que intento controlarlo pero aveces no lo puedo evitar y luego me entra el cargo de conciencia. Me ha parecido un cuento muy interesante. Gracias por compartir!

  • el 11 julio, 2017 a las 22:03
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    Me encanta el libro, me interesa mucho el tema porque yo tampoco puedo evitar gritar en alguna ocasión, así que me puede venir muy bien para tratara el tema

  • el 12 julio, 2017 a las 09:45
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    Yo creo que a la mayoría se nos va de las manos esto de gritar a los niños de mas… Llevo tiempo dándole vueltas, porque creo que gritar al final no es nada efectivo. Pero en el momento, es tan difícil controlarse… Buscaré el libro porque tiene buena pinta!

  • el 12 julio, 2017 a las 11:20
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    Qué chulo. Me lo apunto, porque yo también acabo gritando demasiado.. el día a día es duro. otro cuento similar que también hace pensar es el de «Madre chillona»

  • el 12 julio, 2017 a las 14:17
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    A mi también me pasa. Y lo he analizado. Es verdad que mis hijos no se están comportando en ese momento como un cromo, pero soy yo la que pierdo la paciencia y como un niño pequeño que no se puede controlar (algo que les exigimos a ellos) les grito o peor aún, les digo cosas impertinentes.
    A final es fruto de mi frustración, de querer que en ciertas ocasiones mis hijos se comporten como estatuas, casualmente siempre pasa fuera de casa.
    Esta vez me lo he tomado muy en serio, NO VOY A GRITAR MÁS.
    El libro me vendría genial para recordármelo.

  • el 12 julio, 2017 a las 23:44
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    Me parece un tema muy interesante. Yo cuando tengo prisa le alzo la voz cuando ella está por la calle descubriendo y explorando todo… ¿qué tiene eso de malo? Nada! Solo que me agobio por el tiempo en vez de disfrutarlo a veces.
    Me ha encantado.. xq no somos perfectas y la presión nos puede muchas veces.

  • el 13 julio, 2017 a las 15:24
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    Pues yo lo veo de la siguiente forma: posiblemente los niños lo interpreten de la primera manera, con humor. Y nosotros, los padres, de la segunda. Como una madre real y nos veremos identificados en muchas de las situaciones ahí reflejadas.
    Por otro lado, estoy de acuerdo con tu reflexión inicial, muchas veces les reñimos porque esperamos de ellos un comportamiento adulto y por el qué dirán o qué pensarán. Intento no hacerlo pero a veces se me escapa, sobre todo cuando estoy cansada o tengo un mal día..

  • el 14 julio, 2017 a las 13:54
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    Alguna entrada en este sentido he escrito en el blog, y lo tengo muy claro.
    Cualquier voz y grito es una agresión. Otra cosa es que sea natural que nos salga así de vez en cuando. Pero hay que ser conscientes e intentar remediarlo…

  • el 14 julio, 2017 a las 19:32
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    Me ha encantado, verdaderamente en ocasiones tristemente así somos. Un momento ternura y después por enojos, disciplina o cotidianidad podemos ser ogros

    Gracias por compartir el cuento

  • el 11 agosto, 2017 a las 02:24
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    ¿Quién podrá descubrir, cuando trata con los niños, antes de irse a los gritos, la palabra que el pequeño en ese momento primero necesita escuchar? Los gritos son un síntoma de quién, creyendo corregir, necesita ser corregido porque debiendo edificar se destruye lo que estar por manifestarse de gran manera….

  • el 24 agosto, 2017 a las 17:15
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    wuau… me siento tan identificada, que caigo en el alivio de saber que no soy la unica. aunque en el fondo no quisiera que eso me pasara. retarlos y que luego te duela la guata o gritar y que nos e ganas de llorar despues… Tambien me da rabia o pena ver que los reto por cosas que la sociedad nos impone y con las que yo en el fondo estoy muy deacuerdo. tirarse al suelo o reir fuerte… bien, saludos y gracias.

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